Pero este tipo de días es traicionero.
Por la mañana el cielo estab gris, pero no daba mucha sensación de
peligro. Alguna gotita llegaba hasta el suelo, pero casi de forma
decorativa. A las 10 de la mañana se daba la salida a un 10K en
Castellón, donde más de 2.000 corredores medían sus fuerzas contra el crono. El
resultado fue que salieron secos y llegaron un poco mojados. Las
marcas fueron bastante buenas. El que ganó hizo 31 minutos (un
torpedo). Alos, un amigo del club bajó de los 44 y Tico, su hermano,
56 minutos. Unos auténticos campeones. Y todo esto contando con que el
personaje que ganó seguro que no toma ni media cerveza y nuestros
amigos nos consta que se beben más de una y más de dos. ¡Todo
cuenta!
Pero aunque el día se presentaba un
poco húmedo, hay veces que el corazón manda más que el cerebro.
Algunos Rayitos no pudieron resistirse y salieron a mover las
piernas. Es que, cuando uno lo lleva en la sangre, ni Maldonado ni
nadie puede pararle.
Gilbert y Pedro optaron por la
caminata. Salieron a por la carretera de Borriol. Llegaron hasta la
rotonda de la UJI, y mojándose, volvieron para casa. Fueron siete
qilómetros largos que compensaron el remojón.
Manolo salio con los de su colla que
quieren aficionarse a esto de la montaña. Fueron por la zona de la
cantera de la carretera junto a masia Gaetà. El
ritmo no fue muy vivo, pero algo es algo. La verdad que le supo a
poco. Para el día siguiente ya había quedado con Clemente
para subir a su querido Desierto de las Palmas.
Enric
y Anabel se arriesgaron a subir a la pedra
de Borriol, una caminata ya de cierta entidad. Evidentemente acabaron
mojados, pero contentos por haber podido salir y hacer un poco de
ejercicio.
Susana
se quedó en casa, haciendo faena,
pero nos consta que al día siguiente caminó la ruta del colesterol.
Y por
fin, los dos más huevones. Fede que movió el culo sólo para ir a
casa de su madre a hacer la paella (espectacular por cierto) y Kiko
que no salió de casa y estuvo haciendo el perro todo el día.
No
nos consta que hubieran cervezas en común pero, conociendo al club,
seguro que hubieron muchas aunque fueran de forma individual.
En
fin, un domingo tranquilo y atípico que cada uno arregló a su
manera. ¡A ver si otro domingo nieva y los del club Rayito tienen
las mismas ganas de moverse por ahí!.
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