Hace un tiempo que dos liebres, Toni y Lola, enviaron fotos al grupo de senderistas de Liebres y Abuel@s con su paso por los órganos de Benitandús. Las vistas eran impresionantes y los comentarios para dar envidia. También se vio a Merche en su foto de perfil de Whatsapp en una panorámica de los órganos. Fede, Gilbert y Kiko, para no ser menos, aprovecharon un día de vacaciones antes de Pascua para emular la gesta. Era una ruta que hacía tiempo que querían hacer y que les venía muy bien. Era cortita y con cierta exigencia. No la habían hecho nunca y por eso se bajaron el track de internet para poder seguirlo y no perderse.
La ruta es de 6,260 km, con un desnivel de 483 m. Primero todo hacia arriba y al final todo hacia abajo. Mira el perfil:
Benitandús es una aldea de Alcudia de Veo, situado en la cola del pantano con su mismo nombre. Ese día, al pasar por el lado de la pared del pantano con el coche, nuestros tres Rayitos vieron que estaba a tope de agua, algo que nunca habían visto. Siguieron por la carretera para aparcar en la aldea.
El poblado de Benitandús tiene solo unas pocas casas, una iglesia y una casa consistorial. Tras aparcar delante de la iglesia, los tes senderistas comenzaron la caminata. Esta vez, aparte de Kiko, Gilbert también llevaba la aplicación que gestiona las rutas, para así evitar posibles errores del gps de un aparato, como ya les pasó la última vez. Nuestros caminantes utilizan un app del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y se descargan el track del wikiloc.
Comenzando el track, los tres Rayitos siguieron 500 metros la carrterera hasta llegar a una senda señalizada que llevaba a los órganos. Coincidía con una Gan Ruta, el GR-333, ruta muy interesante que quizá los nuesros héroes aborden a medio plazo.
El GR-333 es una gran ruta de nueva creación que aglutina los antiguos caminos de herradura que unen varios pueblos de la sierra de Espadán. Son poco más de 100 kilómetros que pasan por Alcudia de Veo, Aín, Veo, Suera, Tales, Ribesalbes, Fanzara, Vallat, Argelita, Toga, Torrechiva, Espadilla, Ayódar, Fuentes de Ayódar, Torralba del Pinar y Villamalur. Una iniciativa de la comarca para reinventarse y dar cabida a un nuevo tipo de turismo. Buena idea.
Nuestros caminantes comenzaron la subida por una bonita senda. De momento el esfuerzo era asumible y, sin prisas, se sobrellevó sin sudar. A unos centenares de metros ya vino la primera decisión. El camino se dividía en dos, uno que iba para arriba y otro que subía con menos intensidad.
Los tres Rayitos son como ese tipo de gente que cuando va en coche por un sitio desconocido, es capaz de perder horas dando vueltas por no preguntar ni mirar un mapa. Por el tipo de camino, nuestros senderistas decidieron seguir la senda más ancha, la más pisada, la que subía menos.
Al cabo de un par de minutos, el gps de Gilbert ya estaba cantando el famoso "usted está fuera de la ruta", así que, una vez más como tantas otras veces, nuestros héroes tuvieron que desandar un poco de camino y ir por la otra senda, por la buena
El camino que provocó la equivocación de los Rayitos era el propio GR-333 que va a Suera.
Poco a poco la ruta se empina y los senderistas bajan el ritmo. La edad y las averías en rodillas y tobillos van pidiendo su protagonismo y las paraditas estratégicas van sucediéndose con relativa frecuencia. La temperatura va subiendo y se empieza a sudar.
Alguien ya pregunta si falta mucho. Cuando se anda por una ruta que no se conoce, la incertidumbre de cuánto queda y del tipo de camino que uno se va a encontrar da un pequeño punto de ansiedad que parece que se canse uno más.
De repente, justo delante de nuestros caminantes se oyeron unos ruiditos. A unos pocos metros aparecieron media docena de cabras que se pararon a mirar la estampa de los Rayitos. Eran hembras y crías que estaban comiendo en medio de los pinos y alcornoques. estaban tranquilas y no tenían ningún miedo a los humanos. Con mucho cuidado se sacaron los móviles para hacer fotos pero las cabras, que eran muy listas, se fueron yendo antes que las cámaras estuvieran listas. Aún así, hay algunas fotos. Te ponemos una a ver si adivinas dónde está la cabra.
Desde el principio del camino, nuestros senderistas se iban encontrando tirados pañuelos de papel al lado del camino. Parecía que algún guarro andaba constipado. Casi al final de la subida, justo después de las cabras, estaba la bolsita vacía de pañuelos tirada también. Como buenos investigadores, nuestros Rayitos dedujeron que ya no verían más pañuelos. Y acertaron. Todavía le deben pitar los oídos al marrano que fue tirando esos papeles a lo largo del camino por los adjetivos que le pusieron nuestros caminantes.
Por fin llegaron a la parte alta de la ruta. Realmente la subida no es tan bestia pero la edad y las condiciones de los Rayitos tampoco están para tirar cohetes. Las vistas eran impresionantes. Ante nuestros héroes estaba la vista más típica de los órganos de Benitandús. Desde ahí era desde donde todo el mundo que subía se hacía la foto. Valía la pena. Los nuestros hicieron lo propio.
Ahora la cosa estaba en llanear cresteando la pequeña sierra. Aquí el camino coincidía con otra ruta que hicieron nuestros caminantes hacía tiempo. Aquella que, saliendo de Suera, pasaba por el Castillo de Maus, la font de Castro y el mas de Campana.
Había muchos grandes árboles caídos, Alguna gran nevada o tormenta con viento pasó hace 4 o 5 años.
Una vez empezaron a crestear, los tres Rayitos se encontraron con multitud de trincheras de la guerra civil, alguna incluso estaba limpia de maleza. Parece que por esta zona hubo bastante jaleo, como en el resto de la sierra Espadán. En 1938 el bando republicano construyó una red de defensa de cientos de kilómetros para bloquear el paso de las tropas sublevadas en su camino a Valencia. No eran los típicos bunkers de hormigón, sino un sistema de trincheras y defensas en profundidad, que aprovechaban las dificultades del terreno. Esto complicaba mucho a los atacantes. Pero bueno, ya pasó y ahora quedan restos de estas trincheras para recordarnos lo que no nos tiene que volver a pasar.
Habíamos cambiado de senda varias veces. Una para dejar el GR-333, otra para dejar el camino a Suera desde lo alto de la cumbre, y ahora otra para abordar la bajada y dejar la senda que llevaba al mas de Campana. Fede estaba un poco mosca porque los otros dos caminantes siempre le recriminaban que no veía las marcas de los caminos, los hitos, las tres piedras puestas una encima de la otra, las pequeñas cruces pintadas de las rutas señalizadas. Esta vez estaba viendo todas las señales, las estaba comentando con el grupo, pero los otros dos le decían que no hiciera caso, que la ruta cambiaba. Hubo chistes por el hecho que para una vez que estaba atento, aquí no había que seguir las señales.
Ahora ya tocaba comenzar a bajar. El fondo del valle del río Veo, el que formaba el embalse, se veía muy abajo y se esperaba un descenso pronunciado. No defraudó. La bajada fue pedregosa y empinada. Con las viejas articulaciones de las piernas de nuestros caminantes el camino se hizo lento y un poco interminable. Casi costó más bajar que subir.
Al final de la ruta, casi en la carretera, Gilbert optó por dejar la ruta para acercarse a la fuente del alcornocal, de la que salía un pequeño chorro de agua. De allí por una pista, llegaron a la carretera y, tras un centenar de metros, a Benitandús, al coche. Aquí acabó la ruta.
Como conclusión la ruta es muy chula, con cierta exigencia pero no demasiada. A nuestro caminantes, yendo relajaditos, les costó tres horas. Muy buenas vistas y alguna sorpresa como las cabras. Si no conoces el camino y no llevas la ruta en el móvil, es posible que acabes en Suera o en el mas de campana o en la font de Castro, pero bueno, todo es aventura.
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