El grupo de liebres y abuel@s llevaba ya tiempo hablando de hacer el Camino de Santiago desde Castellón y por fin se materializó la idea. Una aventura del calibre del Camino de Santiago no se podía dejar de lado. La aventura es para los valientes y quien no menos valientes que nuestras Liebres Rayitas.
Tras la estela milenaria del Camino de Santiago han surgido una serie de satélites que partiendo de los lugares más variopintos vienen a confluir en la catedral de la capital gallega. El Camino ha trascendido de su baño religioso para ser un reclamo cultural, moral, en incluso psicológico que ayuda a los seres humanos a parar y recalibrar sus cerebros para seguir atendiendo el trajín del día a dia.
Una de las rutas que han venido a engrosar las distintas variantes del Camino de Santiago es la que partiendo de Castellón, se adentra en Aragón para, una vez en la Rioja unirse al Camino Francés. Son más de 1.000 kilómetros que comienzan en la ermita de Fadrell de Castellón y acaban en la catedral de Santiago de Compostela.
En principio, nuestros senderistas no tenían intención de abordar un larguísimo Camino del tirón, pero, sí ir haciendo tramos hasta su completa ejecución, tratando de conseguir todo el arreglo psicológico personal que fuera posible aun con estas pequeñas dosis.
El grupo de liebres se apoyó en las rutas publicadas por la Asociación de Amigos de la Ruta Jacobea Ultreia de Castellón, la entidad que ha creado y promovido la idea y ha ido desgranando, día a día y pueblo a pueblo el conjunto de rutas que forma este Camino, tanto espiritual como cultural y deportivo.
Hoy era el día que nuiestros héroes comenzaban a seguir el primer track.
El track de esta primera etapa se analizó y se vio que tocaba mucha carretera. Nuestros avezados senderistas, aprovechando la experiencia que tenían en los caminos de la zona, trataron de eliminar los tramos de carretera a base de buscar rutas alternativas. Estos cambios no se podrían considerar trampas porque los kilómetros son los kilómetros, pero sí una visión distinta del propio Camino. Esta visión "mejorada" del Camino sería menos de asfalto y más rural-étnica-salvaje.
En este primer día del Camino participaron Bea, Elena, Fede, Gibert, Javi, Kiko y Silvia. Al final de la etapa se anduvieron poco más de 20 kilómetros, un desnivel acumulado de 564 metros y un perfil como puedes ver:
Para empezar, la incorporación de los caminantes a la ruta fue gradual. Cada peregrino fue incorporándose al grupo a medida que la "peregrinación" pasaba por su casa. Kiko comenzó la grabación del track en el edificio de Correos y se unió al grupo en el Palau de la Festa.
La primera "trampa" fue que en vez de seguir el camí Caminàs (la antigua Vía Augusta) como mandaban los cánones, nuestros excursionistas fueron por la ruta del Colesterol, ya que a las 7.30 de la mañana, hora de comienzo de la excursión, era de noche y en el "camino oficial" no había luz.
El ermitorio de la Virgen de Lidón fue la primera parada de la ruta. Allí se hicieron la foto de rigor con una placa conmemorativa de la creación del camino de Santiago de Castellón. Los ánimos estaban frescos y la temperatura un poco también.
Ahora nuestros caminantes ya seguían la antigua Vía Augusta. El Camino, no sabemos si es casualidad o no (imaginamos que no), también sigue la romería que todos los años va desde Castellón hasta la ermita y castillo de la Magdalena, histórico lugar que dio origen a la antigua Ciudad de la Plana. Las carreteras agrícolas, muy conocidas por todos los miembros del grupo, iban pasando entre naranjos con un desnivel apenas apreciable. Parecía un poco extraño pasar por esos parajes sin gente alrededor como en el día de la peregrinación popular.
Siguiendo las flechas amarillas, como en cualquier Camino de Santiago que se precie, sobre las 9.30 llegaron a las inmediaciones de la Magdalena donde repusieron fuerzas con un merecido almuerzo. Estaban ya en el kilómetro 10.
Hasta ahora todo el camino había sido de carretera y ahora venían las innovaciones. La ruta seguía durante un par de kilómetros más por la carretera asfaltada que desde la ermita de la Magdalena sube al monasterio de Desierto de las Palmas. Nuestros senderistas siguieron un camino alternativo por una senda que iba prácticamente paralela a la carretera. Fue mucho más seguro y cómodo, entre bosque y sin tráfico a motor..
Llegó un momento en que la excursión se apartaba de la carretera y se desviaba por una pista fácil de andar. La pista se transformó en camino, que ya no era tan fácil. Se hizo un poco más salvaje y ya nuestros caminantes sudaron por primera vez en todo el día. Las vistas de la Plana y el mar al fondo comenzaron a ser espectaculares a medida que la altura subía y no sin esfuerzo la senda se volvió a encontrar con la carretera pero un poco más arriba. El objetivo de no tocar más asfalto se había superado hasta el momento.
La ruta marcaba ahora dos kilómetros más de carretera pero el grupo, a los doscientos metros, giró a a izquierda para aprovechar una senda que evitara el duro suelo de asfalto.
Entre el grupo, especialmente Kiko y Gilbert, se comentó cual camino escoger ya que había tres alternativas. La del norte, la del sur y la del medio. Al final se eligió la del medio, que algunos ya la habían hecho pero en sentido inverso. Es decir, bajándola y no subiéndola.
La cosa fue cogiendo elevación. El camino se iba volviendo más salvaje y poco pisado. El desnivel iba aumentando por momentos. El resultado fue que durante un corto tramo se sufrió una subida bastante vertical y resbaladiza, pero al final todos llegaron arriba. Unos en mejores condiciones que otros.
De allí la cosa se suavizaba hasta el coll de la Mola, punto más alto de la ruta del día y lugar donde nuestros caminantes se reencontraron con la ruta original. Se estaba ya en el kilómetro 16 y ahora todo era cuesta para abajo.
Ahora había que tomar una nueva decisión. El track original seguía por la pista que va desde el coll de la Mola a la Pobla, pero hay un camino más directo (más o menos) que sale de allí mismo y es menos monótono. Por supuesto, nuestros excursionistas eligieron este último, que se conoce como el camí vell del Desert
Poco a poco se fue bajando sin más complicaciones hasta llegar a la Pobla Tornesa, final de a primera etapa. la senda estaba llena de arborços (madroños), y nuestros senderistas se hincharon a comer durante la bajada.
Nada más llegar al destino, nuestras héroes se dirigieron a casa de Amparo, la suegra de Juani, una amiga del grupo. Ella les cuñaría la acreditación del camino. Fue el primer cuño de una serie de estampaciones que acabarían en la catedral de Santiago de Compostela. Por cierto, el cuño era de la asociación de amas de casa, pero como ponía que eran de la Pobla Tornesa, valía perfectamente para las pretensiones de las caminantes.
Unas pocas cervezas y una buena comida sirvieron para poner el punto gastronómico a la jornada. La vuelta a Castellón se vio favorecida por dos buenos samaritanos que tras la comida transportaron al grupo a sus hogares.
La ruta fue muy interesante, tanto por lo de formar parte del Camino de Santiago y como por la habilidad y obsesión de no tocar carretera por los miembros del grupo, cosa que dio lugar a una excursión original, relativamente cómoda y divertida. era el comienzo de un largo Camino, nunca mejor dicho.
Pero.... la cosa no acabó aquí. Pocas semanas más tarde, más liebres hicieron la ruta en la repesca que se montó un domingo.
Esta vez fueron Ana, Isa, Kiko y Vero, Quedaron prontito en varias partes de Castellón y consiguieron salir de Lledó a las 7.32. Todo un éxito tempranero contando que el grupo de la anterior vez salieron media hora más tarde.
El ritmo fue un poco más vivo y, en vez de almorzar en la ermita de la Magdalena siguieron camino. Pretendían almorzar una vez finalizara toda la subida para así no llevar el estómago lleno mientras sudaban.
Vero iba asustada porque tenía miedo de pinchar o quedarse atrás, cosa que no sucedió. Estaba más fuerte de lo que pensaba y la ruta no era para tanto.
En cuanto a las trampas para eliminar el asfalto, esta vez Kiko se decantó por cruzar la Serra del Desert por el Portell o coll de las Cointiendas, donde quizá hubiera un poco más de distancia pero el camino estaba infinitamente mejor. De hecho se demostró porque fue mucho más cómodo y rápido. Esta ruta pasa por el mas de Chiva, donde hicieron unas fotos antes de afrontar la subida al collado.
Nuestras senderistas, con una Ana y una Isa que se salían de fuertes, llegaron a las Contiendas poco más tarde de las 10.30 y almorzaron allí. Hacía calor y el sol todavía picaba para ser noviembre.
El camino parecía una autopista. Gente subiendo, y bajando, conversaciones, perros, parejas, grupos, preguntas. La ciudadanía aprovechaba el buen tiempo para invadir la montaña y, en este cruce de caminos se vio de todo. En las Contiendas se unen las sendas que van al mas de Chiva, a la Roca Blanca, a la Pobla y al Morico. En esta última hay que trepar, y allá se fueron unos jovencitos con perros que parece que no sabían donde se metían. Esperamos que cosiguieran hacer cumbre sin muchos problemas, aunque lo de los perros no lo acabamos de ver.
Ya con las fuerzas repuestas venía la bajada. Como una vez cruzado el collado se entra en una umbría, la temperatura cambió radicalmente. Una bajada de muchos grados heló al grupo, que tuvo que empezar a mover piernas para entrar en calor. También comieron los madroños que les dio la senda, que estaban supermaduros ya. A punto de terminar la temporada.
Carlos, un amigo del grupo pilló por detrás a nuestras senderistas. Venía corriendo desde la ermita de la Magdalena y con las indicaciones de Vero y las pistas que les iba dejando por boca de la gente que iba en sentido contrario consiguió dar caza a las caminantes, ya en la bajada hacia la Pobla Tornesa. Charlando, charlando acompañó a nuestras héroes hasta casi el destino de la ruta. Luego tendría que volver a la Magdalena, donde había dejado el coche. Carlos estaba mucho más trabajado y era más fuerte que todas las liebres del grupo y parece que no le dio miedo afrontar la vuelta.
Las 4 caminantes llegaron sin problemas a destino y, con un refrigerio o dos, esperaron a Sergio, el buen samaritano que les fue a recoger esta vez. En cuanto al tiempo ue emplearon en la ruta, ganaron alrededor de media hora al grupo anterior, aunque la distancia fue más o menos igual que la primera vez.
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