domingo, 29 de marzo de 2015

Transbartolo 2015


Con la clara obsesión de hacer historia, el club Rayito abordó un temprano día de primavera su primera Transbartolo.

La idea consistía en recorrer todas las crestas de la Serra del Desert de les Palmes desde el sanatorio hasta el Bartolo, y después bajar a Benicassim a comer. Todo esto en una mañana. Eran aproximadamente 30 kilómetros y el tiempo que se estimó para hacero eran 8 horas. 

Innovador estuvo estudiando la ruta y calculando tiempos y como resultado sacó una tabla de tiempos y kilómetros a seguir. Como ya era de esperar, la teoría es teoría y la práctica es práctica, y los senderistas huevones no son unos senderistas comunes, y la tabla de tiempos no se pudo cumplir.

Al final el grupo se escaqueó de las últimas crestas para poder llegar a comer. Mira el perfil de la ruta para ver todas las subidas ty bajadas que se hicieron.



La ruta comenzó en el sanatorio a las 7:15 de la mañana. Era el último domingo de marzo y justo esa noche había cambiado la hora. La ilusión de los senderistas pudo con el sueño y justo a la hora ya estaba todo el mundo allí. Los Rayitos esta vez fueron Antonio, Carmen, Fede (GPS), Gilbert (Rayito), Kiko (Innovador), Manolo, Manolo B, María, Mercedes, Raúl, Susana, Toni y Toni. El objetivo era llegar a tiempo a comer, a las 15:30 en el restaurante Barbacoa de Benicassim, después de una mañana senderística. Antonio y Mercedes llevaban los coches de apoyo y Manolo B les esperaría en la Roca Blanca.

El primer objetivo a cubrir era el Tossal Gros. La salida fue en pleno amanecer y desde casi la noche cerrada, poco a poco se fue haciendo de día hasta que por fín salió el sol por el mar. No había ni una nube y el día se preparaba espléndido. Sin todavía calor se atacó la cima del primer objetivo: 353 metros de altura con dos fuertes repechones. Los Rayitos subieron sin problemas y con más ganas que menos. En 45 minutos ya estaban en la cima. El paisaje matutino era perfecto.

Desde arriba del Tossal Gros había que comenzar con la siguiente fase, que era llegar a la zona de la Coma. Una bajada vertigionosa les llevó a la cantera "la Torreta", un paisaje lunar en medio de la ruta. De allí a bordear el campo de golf de la Coma, un paisaje artificial hecho para que los deportistas le dieran a la bolita.

Una vez pasado el campo de golf, los Rayitos cruzaron la carretera de la Coma a Borriol. Allí les esperaban los logísticos Antonio y Mercedes. Un reposteo de agua, algún "huesito" y algún valiente que se tomó dos cervezas. Luego a continuar la ruta. Ya llevaban casi 10 kilómetros y 1 hora y 48 minutos de ruta.

Desde la Coma, la siguiente cima era Raca. Para llegar hasta allí el camino era largo. Había que seguir una pista que rodeaba la urbanización la coma y pasaba por la "casita verde". Siguiéndola se llegaba a un camino que acababa en el coll del Mancebo, el lugar elegido para almorzar. Este tramo es relativamente suave y sirvió para coger fuerzas ante los retos que vendrían después.

Justo en el coll hay un mesa y unos bancos de hormigón bajo un algarrobo y, como el sitio estaba perfectamente diseñado para para a almorzar, nuestros huevones no lo dudaron. Era el sitio y era la hora. Llevaban 13,5 kilómetros y casi 3 horas de ruta y el bocata se esperaba con ganas.

Un almuerzo rapidito y a abordar Raca. La subida no es excesiva pero, despues de la paradita se antojaba complicada. Poco a poco se fue ascendiendo. Se pasó por el vigilant de Raca, una roca como las de las películas de piratas, y se llegó a Raca (458 metros). Ya se llevaban cerca de 15 kilómetros recorridos y 3 horas y cuarto de excursión.

La cima estaba, como siempre, concurrida. Allí se hicieron una foto de grupo y comenzaron a pensar en el siguiente reto, la Roca Blanca.

La bajada desde Raca era un poco delicada. Entre el agua y las bicicletas habían dejado toda la tierra suelta. Muy poco a poco fueron bajando hasta llegar a una pista (el camí de Raca, que viene de l'Assut de Borriol). De allí a la derecha y a seguirlo bantante trozo.

Una senda salía a la derecha. Era la que llevaba a la Roca Blanca. Nuestros senderistas la tomaron y comenzaron a subir. Esta ascensión era, sobre el mapa, la más dura de la ruta. El sol empezaba a picar y el agua había que reservarla ya (empezaba a escasear). Se sudaba y se resoplaba. Una Rayito tuvo que tomar glucosa que la cosa pintaba regular.

En plena ascensión un helicóptero se posó sobre Raca (que la tenían enfrente) y después dió varias pasadas sobre el grupo. Quizá en algún programa de la televisión algún día salga el grupo de los Rayitos visto desde el arire.

Poquito a poquito a ritmo huevón se llegó a la Roca Blanca. Allí Manolo B. y su perro esperaban al grupo. Tuvieron paciencia porque se llegó con casi media hora de retraso. La Roca Blanca está a 630 metros de altitud. Los Ratyitos llegaron tras 18 kilómetros y cerca de 4 horas y media de marcha.

Ahora a bajar hasta el Portell, cosa que se hizo rápido por un camino que parecía peor de lo que realmente estaba. Con calma se bajó sin problemas. Una vez en el Portell el grupo de dividió en dos. Los más atrevidos fueron directos a subir el Morico, de 698 metros y el resto dieron un pequeño rodeo por el oeste para evitar el trepar. Los aguerridos trepadores fueron Carmen, Kiko, Manolo, los Tonis y Raul. Para casi todos era la primera vez y la experiencia gustó. Hubo un poco de lio para encontrar en camino pero se subió sin dificultad.

Los dos grupos se encontraron el en coll de la Mola muy justitos de agua, habiéndo hecho ya 20,3 kilómetros en 5 horas y media. Allí les esperaban los logísticos con una historia que contar.

Resulta que Innovador había dado unas instrucciones defectuosas a Antonio y Mercedes, (los logísticos), comentando que la pista que llegaba al coll de la Mola salía del aparcameinto del Bruno (en realidad sale de al lado del aparcamiento, no del mismo aparcamiento). El coche de Mercedes empezó a sacar humo blanco y lo tuvieron que dejar aparcado. Menos mal que Antonio también llevaba coche.

Al llegar a la pista que salía del aparcamiento había una cadena que no dejaba pasar, con lo que la pareja tuvo que cargar a la espalda el agua, los huesitos y las cervezas y empezar a subir por una pista (¡que no era la buena!). Con grandes sudores y tres o cuatro kilómetros recorridos (tras dar un rodeo de un par de kilómetros), los logisticos llegaron al coll de la Mola, casi más cansados que los senderistas. Desde aquí aplaudimos el sacrificio y el pundonor del grupo de apoyo que, inaccesibles al desaliento, hidrataron los desfallecidos cuerpos de los senderistas. ¡Bravo!

Eran casi las dos de la tarde y había que tomar una decisión. Se llevaba media de hora de retraso con respecto al horario previsto. Ahora tocaba la ascensión a las crestas y después la bajada al monasterio y a Benicàssim. Para evistar llegar al restaurante demasiado tarde la decisión que se tomó fue bajar directos desde el coll de la Mola al Monasterio y ganar esa media hora perdida. Con ello se llegaría al restaurante a las 3 y media como se ha tenía previsto. Unánimemente se comenzó el descenso.

Después de muchas horas de camino, se agradeció que la ruta ahora ya fuera siempre hacia abajo. El grupo iba despacito. En 40 minutos se llegó al monasterio y en casi hora y media más a Benicàssim.

Al final 8 horas y media y 23,7 kilómetros, aunque el gps de Raul marcó 26,29km (quizá esta sea la buena) y 1.500 metros de ascensión acumulada. Un gran y exigente recorrido para un gran club como es el los Rayitos.

Para seguir con las tradiciones del club, la comida estuvo muy regada con cerveza. Por cierto que Manolo, el organizador de la comida, recibió un gran aplauso porque el sitio estaba de maravilla.

Al final todo perfecto. Cada uno a su casa y el coche averiado tambíen. Hubo suerte porque sólo fue un manguito.

Los Rayitos muy contentos. Y después había que aprender de los errores. Hay que llevar más agua porque se sufrió un poco de sed. Hay que cambiar un poco la organización para conseguir llegar al Bartolo con las mismas horas de marcha. Y algunos detalles más, como no putear a los logísticos más de lo necesario.

En definitiva, un gran esfuerzo para todos pero estas cosas siempre valen la pena y se recuerdan con alegría. ¡Hasta la próxima!


Picha aquí para ver la ruta






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