domingo, 27 de abril de 2014

De Culla a la font de l'oli



Esta semana presentamos una ruta distinta. Distinta porque el objetivo de la ruta es muy huevón (un camino de 2,5 km. de ida y otros tantos de vuelta) pero con una pendiente moderadamente elevada. En estos 5 kilómetros de ruta el desnivel acumulado es de más de 300 metros. Además el equipo que hizo el camino fue muy variopinto, dos cincuentones, dos curentonas, dos adolescentes (o casi) y dos niñas (o no tanto). Un elenco de actores y actrices de lo más motivador para comenzar una aventura de senderismo.

La cosa comenzó en Culla, pueblo del Maestrat, un domingo a las 10 de la mañana. Nuestros 8 senderistas cargados con agua y el almuerzo salieron de Culla por la pista que lleva a la ermita de sant Cristòfol. A los doscientos metros de comenzar tomaron una pista a la derecha. En el cruce había una señal que indicaba claramente que es esa direcció estaba la font de l'oli.

Incialmente la ruta era cómoda, contando con el nivel urbanita de los componentes de la expedición. Una pista de cemento, prácticamente plana o con un ligero desnivel hacia abajo, auguraba una excursión relajada y sin contratiempos.

El paisaje era de huerta con masías, unas habitadas y otras utilizadas para tener los animales. Había caballos, una vaca con su ternero, perros, gallinas y se notaba mucha vida por aquel altiplano que circunda la villa de Culla.

Más o menos al kilómetro y medio de ruta, el camino pasa por en medio del mas dels Oms, un conjunto habitado de casas con construcciones nuevas. Allí los caminantes se encontraron con un cartel de "se vende". Era una especie de caseta pequeñita de piedra, adosada a otra medio derruida. La casa en cuestión no estaba en muy buenas condiciones por lo que se veía desde fuera, con puertas, ventanas y tejas para cambiar. Por ella pedían 10.000€. Parece que no interesó la oferta a los senderistas.

Unos pocos metros más abajo la ruta ya dejaba el cemento y comenzaba el camino de montaña. El desvío no está muy claro. Las antiguas marcas de pintura están casi borradas. Antes de llegar a la siguiente masía, a la derecha de la pista sale una especie de assagador o pista de piedras y tierra que, llegado a un collet, se transforma en camino. Este collet es el formado entre la penya del Corv y el morral del Sereno y la vista que te encuentras delante es realmente impresionante. A ambos lados, las dos moles con más de mil metros de altura. Hacia abajo, a unos 600 metros, está el riu Monlleó. Delante un poco más alla, toda una muralla de montañas, con picos de 1000 a 1300  metros (Penyarroya, Boy, Lloma de la Vall, el Picayo), en definitiva l'alt Maestrat en estado puro.

Ahora la senda descendía vertiginosamente hacía el riu Monlleó. El camino era empinado, estrecho, muy pedregoso, con escalones, con una pared de piedra a un lado y un cortado en el otro. Los urbanitas senderistas andaban poco acostumbrados a este tipo de descensos y lo que tenía que llevar 15 minutos, costó media hora. Fueron bajando poco a poco y con seguridad por el sendero que cada vez se encañonaba más dentro del barranco. La humedad iba aumentando y la fuente estaba cerca. Al fin, tras una cuidadosa travesía, el camino hizo un zig-zag y bajó rapidamente hacia la font de l'oli.

En la fuente se paró a almorzar. La fuente se llama font de l'oli por que el agua se va filtrando a través de las rocas y gota a gota (como el aceite) se va recogiendo en un pequeño pozo. Con la sequía que había no caian las gotas pero el pozo sí que tenía agua, El abrevadero y la balsa estaban secos también. 

El almuerzo duró un rato y los senderistas hablaron de seguir hacia abajo a la caseta del Sereno o volver a Culla. Por miedo a lo empinado de la vuelta se decidió volver a Culla y no seguir con el descenso. Ahora venía lo bueno. Todo lo que se baja se tiene que subir y el grupo afrontó el ascenso con extrema tranquilidad. Ésta era la única manera de no tener un motín a bordo. Dice el dicho que las carreras hay que comenzarlas como un viejo para acabarlas como un joven. En este caso la vuelta se comenzó como una pandilla de viejos para poder simplemente acabarla.

Poquito a poquito se subió hasta el collet sin un resoplido y sin que el grupo se disgregara. Una vez hecho lo más dificil, lo siguiente fue pan comido. Los sederistas descansaron unos minutos, se hicieron fotos y siguieron el camino. Con una leve subida volvieron a pasar por el mas dels Oms, volvieron a ver a la vaca y al ternero, a los caballos, los perros y las gallinas y por fin llegaron a Culla. 

Una bonita excursión familiar donde se pudo disfrutar de la naturaleza en estado puro.



miércoles, 23 de abril de 2014

Una Pascua senderista



Aquella Pascua fue muy senderista para el club Rayito. Cada miembro del grupo puso su granito de arena para conseguir definir aquellas vacaciones como activamenrte senderistas. Un poco huevonas sí que fueron, pero caminar, lo que se dice caminar, se caminaron.

Para comenzar, una dura. El Viernes Santo, Manolo se metió entre pecho y espalda una caminata de 30 kilómetros. Habría que verle. Manolo se estaba preparando para la Marató i Mitja y, claro, a estas alturas debía estar alargando sus salidas para poder acabar en condiciones su carrera objetivo. Salió de su urbanización en Benicassim a las 7:30 de la mañana con la ilusión de "hacerla" lo más larga que pudiera y volvió a su urbanización a la 1:30 del mediodía después de recorrer 30 Kilómetros con un desnivel acumulado de casi 1.400 metros. Mirando el perfil, toda una hazaña.

La ruta que hizo Manolo es exigente pero muy recomendable. Comienza en Benicàssim, desde las escuelas cruza las vias del tren, la autopista y se planta en la base del barranc de la Comba. Sigue por el mas del Salandó, cruza la carrtera del  desierto y sigue la senda y la pista hasta el Monasterio. Desde allí al coll de la Mola y, por el cami vell del desert, hasta la Pobla Tornesa. Una vez en laPobla, carretera hasta el Collet, la Balaguera, antenas del Bartolo, bajada y vuelta por la pista al mas del Salandó y de allí a las escuelas. Lo verás claro en el mapa.

La verdad que Manolo se esforzó ese día. El transfondo es que parece que hay una apuesta de por medio. La apuesta consiste en hacer la Marató i Mitja en menos de 10 horas. De ello depende quien pagará la comida de hermandad que vendrá después. Independientemente de quién pague la comida, seguro que los comensales lo pasarán bién. Ahora ya nos podemos imaginar el esfuerzo de Manolo por ponerse en forma.

Otros miembros del club Rayito se lo tomaron con más calma. Susana y toda la familia se fueron de vacaciones a Córdoba. Con muchas procesiones, visitas culturales, castillos, descanso y buena comida hicieron su propia ruta.  Durmieron en Belalcazar con su impresionante y abandonado castillo, y en Córdoba. Vieron las procesiones del Cristo de los Faroles, donde cada farol corresponde a una provincia de Andalucía, y la procesión del domingo, donde los costaleros hacen bailar a la Virgen. Menos mal que es una estatua, proque bailar, lo que se dice bailar... También degustaron exquisiteces, como un gin-tónic con una ramita de limón tailandés (ya nos dirán como sabe).

El Domingo de Pascua, el club Rayito afrontó dos ruta diferentes. Por un lado Kiko (l'innovador) hizo una ruta plana. 12 kilómetros de costa de Benicàssim. Desde el Voramar hasta la raya de Castellón y vuelta. En realidad Kiko había quedado con otros senderistas para "hacer montaña", pero la carne es débil, y una sobreingestión etílica el día antes impidió a los compañeros cumplir con su compromiso. Kiko hizo la ruta andando salvo la zona de la pasarela que va desde el Torreón al Eurosol. Tanto en la ida como en la vuelta aprovechó el pisar madera para trotar un poquito. Una buena manera de tonificarse por la mañana.

La otra ruta del Domingo de Pascua fue más exigente. Fede (Gps), Fernando, Gilbert (Rayito), Inma Lola, Mari, Pedro, Tere, Toni y Susana (no la de Córdoba, otra) hicieron una ruta de 9,5 kilómetros por la urbanización La Coma y visitaron las pinturas rupestres de l'Albaroc, donde, desde hace más de 10.000 años les eperaba la pintura del Bruixot.

La ruta comienza justo en la entrada de la urbanización La Coma donde, tras un tramo de carretera, se accede a la senda que recorre el sur del campo de Golf. Una ruta interesante, a la izquierda montaña mediterránea, con senderistas, pinos, aliagas, tomillo, romero, saboritja, coscoll y demás hierbas del terreno; y a la derecha oliveras podadas con gusto y césped, mucho désped, 18 agujeritos y señor@s vestidos raros con unos palitos paseando por el prado dándole a una bolitas para meterlas en los agujeritos.

De la senda se pasa a una pista y se llega a la impresionante vista de la cantera La Torreta. De ahí a la derecha hacia Borriol y tras unos cientos de metros de caminar comienza la senda que sube a ver las pinturas rupestres. Pedro y Lola, prudentes ellos, se quedaron esperando. El resto subió con agilidad y contemplaron la pinturas. No identificadron muchas cosas pero verlas, las vieron.

Una vez el reagrupados los senderistas continuaron por la pista hacia Borriol, bordearon la autovía y se volvieron hacia la urbanización La Coma. Al llegar a una rotonda el grupo se partió en dos. Las chicas volvieron por carretera y los chicos optaron por alargar la ruta con una acensión exigente.


Viendo el perfil parece que las chicas se retiraron a tiempo. Sin desmerecer su esfuerzo, la ruta pasó de huevona a durilla.  Al final todo bien. Vieron una granja de gallinas y una de patos que volaban (ya nos dirán que tipo de granja era y si es rentable tener una granja de patos que vuelen). En definitiva, parece mentira la capacidad de esfuerzo de un@s urbanitas que, acompañando al club Rayito, mantuvieron un altísimo nivel de rendimiento. La ruta finalizó con comida y un espectacular baile de "sevillanas", con clases teóricas y prácticas.

El Lunes de Pascua el club Rayito afrotó una clasica. La vuelta por las agujas de santa Agueda. Esta vez participaron Fede, Gilbert, Kiko, Pedro y Toni. Alas 8:15 ya estaban en marcha y, partiendo desde el pla del Salandó (el motocrosss), ascendieron por el barranc de la Comba. El día era perfecto, ni calor ni frío, el ritmo, desigual y el buen rollo, como siempre. Había llovido hacía poco, las plantas estaban mojadas y la humedad era alta. El resultado fue que al final de la ascensión por el barranco todo el mundo iba mojado de sudor. Siguió un paseito por la carretera hasta llegar a la senda que recorre la falda oeste de les agulles.

El grupo fué compacto y no hubo que esperar mucho en el collet de les agulles. Afrontaron la bajada con tranquilidad y una vez en el pinaret (donde parte el camí Corvachos) cogieron la senda de la izquierda, mucho más cómoda y con menos piedra suelta. Después pasaron a la senda de la derecha (para ahorrar camino) y llegaron al pie de la Comba. De allí al coche y a las cervezas.

La ruta se tomó con mucha calma. Los 7,4 kilómetros que normalmente llevan una horita y media larga, esta vez costaron dos horas de recorrer. Las comilonas, cervezas y rutas anteriores pasaron factura a un grupo que tampoco tenía un especal interés en esforzarse un lunes de Pascua.

En fín, así pasó el club Rayito la Pascua. Un poco gastronómica, un poco saludable, un poco etílica. En definitiva, ¡un poco huevona!

Aquí te presentamos las rutas:











martes, 15 de abril de 2014

Iglesuela y la Virgen del Cid


La ruta que propone esta vez el club Rayito es tan "huevona" que más parece un paseo que una ruta propiamente dicha pero las vistas, la cultura que envuelve el camino y el destino suplen con creces la falta de esfuerzo físico. ¡No todo es hacer deporte! Siempre hay que dejar algo para el deporte cerebral.

Esta vez la ruta la hicieron Antonio, Clara, Kiko, María, María, Marisa, Nuría y Toni. Un grupo heterogéneo y más urbanita que montañero, pero con ganas de aprender y conocer cosas. El objetivo era hacer el camino que realizan una vez al año los vecinos de la Iglesuela en la peregrinación a la ermita de la Virgen del Cid. Allí los senderistas tenían una visita concertada. Depues de la visita la ruta continuaba hasta la fuente del Cid, donde pararían a comer. Una vez repuestas las fuerzas la idea era volver sobre sus pasos para llegar otra vez al pueblo. En total unos 7 kilómetros con muy poco desnivel. En el perfil se puede ver la ruta de ida. La de vuelta se añadiría al revés.


Alrededor de las 11:00 de la mañana el grupo estaba ya dispuesto a comenzar con el camino. El cielo estaba un poco más que gris. La amenaza de lluvia no era inminente pero estaba muy cercana, con lo que Antonio, un miembro del grupo, se brindó como voluntario para llevar el coche por si el tema se volvía más húmedo. La ruta transcurría a una altitud de 1.200 metros y a esa altura un día gris se vuelve lluvioso e incluso tormentoso en pocos minturos. Por supuesto que conviene estar preparado para este tipo de enventualdades. Antonio, una vez aparcado el coche en el destino, desandaría parte del camino para reintegrarse al grupo..

El resto de los senderistas comenzaron con la caminata a un ritmo suave, para ir calentando músculos. La ruta pasa por el cementerio del pueblo, del que parte una pista asfaltada, que es el camino hacia la ermita.

Justo cuando se abandona el pueblo, detrás de un flamante y pintadito frontón hay una construcción (no sabemos si nueva o restaurada). Se trata de una refugio hecho en piedra seca (sin nigún tipo de argamasa) muy grande. El grupo lo visitó por dento y por fuera, alabó las virtudes de este tipo de construcciones y siguió su camino.

El paisaje que envuelve la ruta es muy típico de la comarca del Maestrazgo. Poca vegetación debido a que se camina por lugares altos y despejados, hondos barrancos, muchas terrazas hoy abandonadas y mucha construcción de piedra seca. Parece que antiguamente  no había otra cosa que hacer que montar paredes de piedra. Miles y miles de jornadas se ven utilizadas en cambiar el paisaje de este territorio.

En una curva del camino, se alza una columna de piedra cuadrangular. Forma parte de la "decoración" que envuelva la peregrinación anual a la ermita. Arriba de la columna hay una escena de martirio donde están quemándose una señoras y abajo hay una curiosa inscripción, que dice: "CRISTIANOS LOS QUE PASAS A VER LA VIRGEN DEL CID ROGAD A DIOS POR NOSOTRAS VED COMO ESTAMOS AQUÍ". Nuestra cultura santoral no es tan extensa para identificar a las santas, pero si la escena que está pintada es real, seguro que las que quemaron se hicieron famosas.

Con el corazón un poco encogido tras leer los azulejos de la columna, los senderistas siguieron su camino. No habían pasado cien metros cuando, a la izquierda se encontraron con unos cobertizos excavados en la la pared de una terraza, con un pequeños tejaditos de piedra. Allí refugiados cabrían alrededor de 20 o 25 personas. Estas construcciones se conocen como las Casas del Cura. El nombre de Casas del Cura viene, según la tradición, de cuando estos refugios servían para cobijarse de las posibles tormentas que se producían en la zona el día de la peregrinación a la Virgen del Cid. Como en estos refugios no cabía mucha gente, los que se acababan resguardando de la lluvia eran los curas, y si había sitio para más, entonces entraban el resto de fuerzas vivas del pueblo, o sea, alcaldes, guardias civiles, médicos, maestros, boticarios, en estricto orden de preferencia según el rango. Evidentemente, el pueblo llano se aguantaba y recibía el agua con estoica serenidad.

Un poco más adelante los senderistas tomaron un camino a la derecha que bajaba hasta un puentecito de piedra. Parecía antiguo. Éste camino sería el primigenio que unía la ermita con la civilización. El barranco que atraviesa el puente no llevaba agua pero había pozas llenas. La zona estaba un poco hundida en el terreno y era bastante húmeda. Una vez pasado el puente el camino vuelve a subir hasta llegar otra vez a la pista alfaltada. Podríamos decir que el caminito del puente es una especie de atajo para no tener que dar una vuelta más grande por la pista asfaltada. De todas maneras da gusto no tocar asfalto de vez en cuando.

Poco a poco la pista va subiendo metro a metro. Desde arriba una vaca observaba a los senderistas. Alguien hizo el chiste de que se andaran con cuidado por si la vaca saltaba, que a más de uno aplastaría. La altura de la caida era de unos 15 metros. Al final la vaca no se atrevió a saltar y siguió rumiando allá arriba.

La zona por la que va la ruta es de fósiles. Alguno de nuestros caminantes se entretuvo buscandolos, con resultados poco favorables. Sí que habían restos de conchas y cosas así, pero nada que valiera la pena. Pensando un poco llegaron a comprender que si este camino es transitado desde época de los íberos y ahora cada año miles de personas pasan por aquí de romería, pocos fósiles se pueden ya encontrar.

Un poco más adelante, ya casi en la entrada de la ermita, hay otra columna de piedra, esta vez con una pequeña imagen de la virgen del cid en su interior, bastante deteriorada. En la base de la columna hay un hueco en una roca de que se conoce una bonita leyenda. Resulta que una vez estaba Santiago Apóstol en lo alto de la peña de Morrón, una montaña bastante alta que se ve a lo lejos, a unos 10 kilómetros en línea recta. Le perseguían unas hordas de moros enfurecidos. Santiago vió el fondo del barranco. No había salida. Apretó la grupa de su caballo y le obligó a saltar al vacío. El resultado fué que el caballo pegó un salto de leyenda y vino a aterrizar en esta piedra, que agujereó. Parece poco probable que un caballo de la época pudiera dar un salto de varios kilómetros y continue en buen estado, pero las leyendas son las leyendas y así nos las tenemos que tomar.

Una vez ya en la ermita de la Virgen del Cid el grupo se relajó. Una guía llegó en coche y les abrió la puerta de la iglesia y de la hospedería. La guía les contó que esta ermita está contruida sobre un mausoleo romano del que aprovecharon la piedras y que todavía se pueden ver en los muros de la iglesia. Hay hasta una inscripción íbera. Dijo que había mucha energía en el ambiente y que históricamente se hacían ritos iniciáticos y esotéricos y que la gente venía aquí a "cargarse" las pilas. La hospedería tampoco tiene desperdicio. Sobretodo los suelos de cantos de rio formando figuras, laberintos, plantas y demás que de bien seguro se usaban para rituales quien sabe con qué fin.

Cuando acabó la visita, y con las pilas "cargadas" los senderistas siguieron su camino. Ahora tocaba bajar a la fuente del Cid. Se baja por un camino ancho y no muy pesado. Justo antes de llegar a la fuente, al lado del camino, el grupo entró a la cueva que llaman de los Moros. Se puede entrar y, tras gatear un poco, parece que hay una sala grande en su interior. A nuestro grupo se le apareció un murciélago (que pudieron fotografiar) y les entró "cague" con lo que decidieron no entrar. En su descargo hay que decir que tampoco llevaban linternas.

La fuente del Cid está llena de mesas y bancos de cemento para que coman los romeros el día de la peregrinación. En ese lugar se respira una paz fuera de lo común. Nuestros caminantes comieron y, tras una corta sobremesa, deshicieron todo el camino de ida.

Como conclusión la ruta fue muy huevona y muy bonita. Altamente energética y llena de curiosidades. Para repetir con amigos no habituados a caminar.





jueves, 10 de abril de 2014

Ens anem d'excursió (part 2)


Fa més de 500 anys, en mig d'una absoluta sequera, els veïns de Portell de Morella van decidir que dotze homes del poble viatjaren a Roma a preguntar al Papa què és el que s'hauria de fer perquè se n'anaren les malediccions del poble.

El Papa, després de sentir al portellans viatgers va dir contundentment, -Però, com és possible que hagueu de vindre a Roma a demanar pluja si teniu una ermita dedicada a sant Pere a prop del poble? Aneu en peregrinació a sant Pere a demanar i Deu vos concedirà aigua!-

Així ho va dir el Papa i així o van fer els portellans. Cada any el dia de Pentecosta (o proper), es feia i es fa una romeria des de Portell de Morella fins a sant Pere de Castellfort.

Aquesta tradició s'ha mantingut any rerre any fins als nostres dies, i com no podria ser menys, el club Rayito ha ajudat a donar publicitat a aquesta tradició centenària.

Un diumenge a les 8 del matí, el “club de senderisme” impulsat per l'Ajuntament d'Almassora va organitzar una excursió per a fer la ruta dels Pelegrins de Portell. El club Rayito anava de “guia”. Gilbert (Rayito), Fede (Gps) i Kiko (l'innovador) s'havien preparat a fons per l'esdeveniment. Eva, de l'ajuntament d'Almassora, era l'organitzadora. També anava Tere, una amiga dels Rayitos, així com una cinquantena de persones, senderistes experimentats, que van voler gaudir d'un dia de natura movent les cames.

L'autobus va arrancar puntual i, després de dues hores de camí, l'experimentat conductor (sembla que era de la zona) els va descarregar en un lloc ample de Portell. Fet amb vista, la descàrrega dels senderistes es va fer un poc lluny del bar, per a que no hi haguera gent que entrara a fer el “cafenet” i retardara l'eixida. Encara així, algú es va “escapar” i desprès va haver d'anar un poc més ràpid per a contactar amb la resta del grup.

La ruta va començar bé. La temperatura era agradable i dia solejat. Els caminants van creuar tot el poble fins als safareigs. Des d'allí van agafar una pista que, després de passar unes granges i creuar la carretera, arribava a un alt on es podia vore a l'esquerra la Roca Parda. Aquesta penya de 1129 metres forma junt a la Roca Roja dos penya-segats enfrontats pel mig dels quals passa la rambla de Selumbres (aquesta n'és un altra ruta bonica que possiblement es farà una altra vegada).

Des de l'alt van girar a la dreta amb compte per una cadena i, seguint la pista i un caminet arribaren al lloc on esmorzarien. Estava prou a prop del poble i les forces estaven encara intactes però ja eren les 11.00 i la fam no perdona. No es pot anar per la muntanya amb fam!.

L'esmorzar es va fer al lloc on normalment els pelegrins berenen a la tornada de Castellfort. N'hi ha una taula gran i uns bancs de pòrtland que van anar bé perquè alguns del senderistes esmorzaren en condicions.

Una vegada ben alimentats es va reprendre la marxa. Una pujadeta per una pista que ja no és ni pista (molt degradada pels rierols de la pluja) i la baixada a la rambla de Selumbres. Aquesta baixada és important. N'hi ha que falcar-se per no redolar i acabar ràpid la costera.

Al final de la baixada els esperava el famós pont de la rambla, Un pont medieval que des de sempre ha estat batejat com a pont romà. Resulta curiós trobar-se un pont antic en un lloc tan recòndit. Allí es van reagrupar els caminants. El dia de la peregrinació, els penitents arriben a aquest lloc quan el dia comença a clarejar. Ací és on els pelegrins paren a prendre alguna cosa de menjar i es trauen les capes i barrets de pelegrí per fer un camí més còmode.

Des d'ací la pujada ja comença a ser important. El grup de senderistes es va estirar com el “pelotó” del tour quan fa vent. Els ràpids volaven per eixes pistes i els lents feien el que podien. Ja dalt de la serra Simona, el camí es desvia per “les Llometes”. Allí es va tornar a reagrupar el grup.

El camí per “les Llometes” és pura delícia. És una senda que travessa un bosc de pins alts i vells. Es un lloc "rovelloner" molt agradable i tranquil. Sembla que "bambi" i els enanets pogueran apareixer en qualsevol moment. L'ombra i les vistes donan una sensació de tranquilitat que, després d'una pujada important, són d'agrair. El camí és pla o cap per avall i el grup no es va dispersar tant. Al final, el camí va abocar els senderistes a una rambla on ja no va haver reagrupament. Des d'ací la pujada tornava a ser exigent.

El paisatge va tornar a canviar. Del sender del bosc de pins van passar a un camí ample (un antic camí de transport de bestiar) amb carrasques a les vores. D'una senda plana van passar a una pujada exigent. Com va passar abans, uns caminaven ràpid i altres a poc a poc. Els primers del grup ja tenien ganes d'arribar i ja no era fàcil anar parant-los per a que esperaren als últims. A un encreuament de camins tornaren a reagrupar-se els caminants. Des d'ací, es podia anar a Castellfort per dues vies. Es va elegir el camí dels pelegrins, que és cap a la dreta. N'hi ha que obrir varies tanques i atacar l'ultima pujada del camí, la del mas d'Ibànez.

La pujada al mas d'Ibàñez és curta però exigent. Els quàdriceps i els bessons es fan sentir i toca bufar un poc més del normal. Una vegada en el mas, la pujada continua. Tampoc és massa llarga però continua sent empinada. S'arriba a una “plantació” de molins de vent, una espècie botànica invasiva que últimament està apareixent per les nostres comarques mes ventoses. 

Quan arribes a la plantació de molins el camí es torna pla. El paisatge canvia. S'està en un alt i no n'hi ha cap vegetació al voltant. Es passa pel poblat ibèric de l'antic Castellfort, pel peiró de la verge del Carme, i l'últim quilòmetre es fa per carretera. Sant Pere ja està a la vista.

Els senderistes van arribar a sant Pere de forma gradual. A poc a poc el paratge de l'ermita es va anar omplint dels colorins de les robes dels caminants. Kiko, l'innovador no va poder aconseguir la clau i per tant no van poder entrar a l'ermita. Una llàstima perquè són curiosos els capitells pintats i l'arc de l'entrada interior a l'hostatgeria del costat.

Una vegada el grup sencer, es va fer la foto de l'excursió i se'n van encaminar tots cap al poble de Castellfort, cap al restaurant on ja estaven preparades tres taules llargues per a donar un merescut menjar als caminants.

El menjar va estar molt bé. Super bé per a un restaurant que no té costum de de donar menjar a 50 persones a la vegada. Un èxit. 

Però l'èxit més gran va ser la tornada en autobus. El conductor (un màquina) va destapar la vena “folklorica” dels senderistes i, entre el vi i “llimonà” del dinar i la música del conductor la tornada a Almassora va ser un autèntic festival. El personal no es va enterar del camí fins el moment d'obrir les portes ja en Almassora. Les cançons que el superconductor va "punxar" eren incunables del 60, 70 i 80. 

Així que ja saps. Si vols participar d'una festa d'aquestes caracterísitques no tens més que apuntar-te a la propera marxa senderista que organitze el SEM.