miércoles, 23 de abril de 2014

Una Pascua senderista



Aquella Pascua fue muy senderista para el club Rayito. Cada miembro del grupo puso su granito de arena para conseguir definir aquellas vacaciones como activamenrte senderistas. Un poco huevonas sí que fueron, pero caminar, lo que se dice caminar, se caminaron.

Para comenzar, una dura. El Viernes Santo, Manolo se metió entre pecho y espalda una caminata de 30 kilómetros. Habría que verle. Manolo se estaba preparando para la Marató i Mitja y, claro, a estas alturas debía estar alargando sus salidas para poder acabar en condiciones su carrera objetivo. Salió de su urbanización en Benicassim a las 7:30 de la mañana con la ilusión de "hacerla" lo más larga que pudiera y volvió a su urbanización a la 1:30 del mediodía después de recorrer 30 Kilómetros con un desnivel acumulado de casi 1.400 metros. Mirando el perfil, toda una hazaña.

La ruta que hizo Manolo es exigente pero muy recomendable. Comienza en Benicàssim, desde las escuelas cruza las vias del tren, la autopista y se planta en la base del barranc de la Comba. Sigue por el mas del Salandó, cruza la carrtera del  desierto y sigue la senda y la pista hasta el Monasterio. Desde allí al coll de la Mola y, por el cami vell del desert, hasta la Pobla Tornesa. Una vez en laPobla, carretera hasta el Collet, la Balaguera, antenas del Bartolo, bajada y vuelta por la pista al mas del Salandó y de allí a las escuelas. Lo verás claro en el mapa.

La verdad que Manolo se esforzó ese día. El transfondo es que parece que hay una apuesta de por medio. La apuesta consiste en hacer la Marató i Mitja en menos de 10 horas. De ello depende quien pagará la comida de hermandad que vendrá después. Independientemente de quién pague la comida, seguro que los comensales lo pasarán bién. Ahora ya nos podemos imaginar el esfuerzo de Manolo por ponerse en forma.

Otros miembros del club Rayito se lo tomaron con más calma. Susana y toda la familia se fueron de vacaciones a Córdoba. Con muchas procesiones, visitas culturales, castillos, descanso y buena comida hicieron su propia ruta.  Durmieron en Belalcazar con su impresionante y abandonado castillo, y en Córdoba. Vieron las procesiones del Cristo de los Faroles, donde cada farol corresponde a una provincia de Andalucía, y la procesión del domingo, donde los costaleros hacen bailar a la Virgen. Menos mal que es una estatua, proque bailar, lo que se dice bailar... También degustaron exquisiteces, como un gin-tónic con una ramita de limón tailandés (ya nos dirán como sabe).

El Domingo de Pascua, el club Rayito afrontó dos ruta diferentes. Por un lado Kiko (l'innovador) hizo una ruta plana. 12 kilómetros de costa de Benicàssim. Desde el Voramar hasta la raya de Castellón y vuelta. En realidad Kiko había quedado con otros senderistas para "hacer montaña", pero la carne es débil, y una sobreingestión etílica el día antes impidió a los compañeros cumplir con su compromiso. Kiko hizo la ruta andando salvo la zona de la pasarela que va desde el Torreón al Eurosol. Tanto en la ida como en la vuelta aprovechó el pisar madera para trotar un poquito. Una buena manera de tonificarse por la mañana.

La otra ruta del Domingo de Pascua fue más exigente. Fede (Gps), Fernando, Gilbert (Rayito), Inma Lola, Mari, Pedro, Tere, Toni y Susana (no la de Córdoba, otra) hicieron una ruta de 9,5 kilómetros por la urbanización La Coma y visitaron las pinturas rupestres de l'Albaroc, donde, desde hace más de 10.000 años les eperaba la pintura del Bruixot.

La ruta comienza justo en la entrada de la urbanización La Coma donde, tras un tramo de carretera, se accede a la senda que recorre el sur del campo de Golf. Una ruta interesante, a la izquierda montaña mediterránea, con senderistas, pinos, aliagas, tomillo, romero, saboritja, coscoll y demás hierbas del terreno; y a la derecha oliveras podadas con gusto y césped, mucho désped, 18 agujeritos y señor@s vestidos raros con unos palitos paseando por el prado dándole a una bolitas para meterlas en los agujeritos.

De la senda se pasa a una pista y se llega a la impresionante vista de la cantera La Torreta. De ahí a la derecha hacia Borriol y tras unos cientos de metros de caminar comienza la senda que sube a ver las pinturas rupestres. Pedro y Lola, prudentes ellos, se quedaron esperando. El resto subió con agilidad y contemplaron la pinturas. No identificadron muchas cosas pero verlas, las vieron.

Una vez el reagrupados los senderistas continuaron por la pista hacia Borriol, bordearon la autovía y se volvieron hacia la urbanización La Coma. Al llegar a una rotonda el grupo se partió en dos. Las chicas volvieron por carretera y los chicos optaron por alargar la ruta con una acensión exigente.


Viendo el perfil parece que las chicas se retiraron a tiempo. Sin desmerecer su esfuerzo, la ruta pasó de huevona a durilla.  Al final todo bien. Vieron una granja de gallinas y una de patos que volaban (ya nos dirán que tipo de granja era y si es rentable tener una granja de patos que vuelen). En definitiva, parece mentira la capacidad de esfuerzo de un@s urbanitas que, acompañando al club Rayito, mantuvieron un altísimo nivel de rendimiento. La ruta finalizó con comida y un espectacular baile de "sevillanas", con clases teóricas y prácticas.

El Lunes de Pascua el club Rayito afrotó una clasica. La vuelta por las agujas de santa Agueda. Esta vez participaron Fede, Gilbert, Kiko, Pedro y Toni. Alas 8:15 ya estaban en marcha y, partiendo desde el pla del Salandó (el motocrosss), ascendieron por el barranc de la Comba. El día era perfecto, ni calor ni frío, el ritmo, desigual y el buen rollo, como siempre. Había llovido hacía poco, las plantas estaban mojadas y la humedad era alta. El resultado fue que al final de la ascensión por el barranco todo el mundo iba mojado de sudor. Siguió un paseito por la carretera hasta llegar a la senda que recorre la falda oeste de les agulles.

El grupo fué compacto y no hubo que esperar mucho en el collet de les agulles. Afrontaron la bajada con tranquilidad y una vez en el pinaret (donde parte el camí Corvachos) cogieron la senda de la izquierda, mucho más cómoda y con menos piedra suelta. Después pasaron a la senda de la derecha (para ahorrar camino) y llegaron al pie de la Comba. De allí al coche y a las cervezas.

La ruta se tomó con mucha calma. Los 7,4 kilómetros que normalmente llevan una horita y media larga, esta vez costaron dos horas de recorrer. Las comilonas, cervezas y rutas anteriores pasaron factura a un grupo que tampoco tenía un especal interés en esforzarse un lunes de Pascua.

En fín, así pasó el club Rayito la Pascua. Un poco gastronómica, un poco saludable, un poco etílica. En definitiva, ¡un poco huevona!

Aquí te presentamos las rutas:











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