miércoles, 19 de enero de 2022

De Tales a los órganos de Benitandús. Circular.


La ruta que hoy presentamos es muy agradable y "vistosa", aunque con cierta exigencia física. Sin asustarse, es una excursión donde se sube y hay que tener un poco preparados los gemelos para cierta tensión. No obstante, con calma a todo sitio se llega. Como dirían los Rayitos, no hay subida pesada si se hace poco a poco. 

Esta excursión era una asignatura pendiente. La plantearon las Liebres porque querían saborear las bonistas vistas de lor órganos de Benitandús. Ana, Elena y Silvia llevaban tiempo queriéndola hacer y al finale se planificó con la mala pata que ellas no pudieron ir. Esta razon asegura al 100% que esta marcha se volverá a repetir.

Gilbert entró en el wikiloc y busco una ruta que se adaptara a las necesidades del posible grupo a realizarla. encontró una ruta circular que, partiendo de Tales, llegaba a los órganos. Fede, Gilbert y Kiko ya habían hecho esta ruta de los órganos pero partiendo de la propia aldea de Benitandús, pero a Gilbert le parecía demasiado corta (ver https://club-rayito.blogspot.com/2021/04/los-organos-de-benitandus.html ).

La ruta que planteó Gilbert parte de Tales y hace una aproximación a una circular por la cima y órganos de Benitandús, desandando después el camino de partida. Al final la ruta es un "corta y pega" de tres trozos de rutas que conocen parte de los caminantes que venían a la excursión. 

Estas tres rutas on la ruta de Suera-Castell de Maus-font de Castro-Mas de Campana, la ruta de Benitandús-Órganos y la ruta de Tales-Alcudia de Veo.

El nuevo trayecto que se proponía estaba muy bien elegido, con casi todo el recorrido por bosque, tanto de pino como de encina y alcornoque, grandísimas vistas y unas sendas en muy buenas condiciones. Solo hubo una pega, de la cual no tenían la culpa nuestros caminantes. Era que durante toda la ruta, especialmente cerca de los órganos sóo faltaba un cartel de "Bienvenidos al parque temático de los Órganos de Benitandús", por la cantidad de personal que se encontraron tanto en el acceso como el los miradores que habían.


Los que participaron en esta ruta fueron Bea, Gilbert, Isa, Javi, Kiko y Vicent. Como hemos comentado antes, Silvia, Ana y Elena, que tenían interés, no pudieron participar, con lo que esta excursión se guarda en la agenda para una repetición, con las modificaciones que puedan surgir de la experiencia de ese día.

La excursión se realizó a mediados de enero y, como es natural en estas fechas, por la mañana hacía más que fresco. Tampoco era un frío para ir con guantes, pero sí para comenzar a caminar con 2 mangas y chaqueta de montaña.

A pocos metros por la carretera que sale de Tales hacia Suera, una vez cruzado el puente, a mano derecha sale el camí entre rius, una senda que poco a poco va subiendo hasta el mirador de las Águilas a 400 metros de altitud. La senda, como casi todo el camino después, va envuelta en un bosque, en este caso de pinos.


En el mirador de las Águilas las vistas ya comienzan a ser espectaculares. Los caminantes ya están en el kilómetro 2,2 y a una altura de alrededor de 400 metros. Enfrente se alzan majestuosos los órganos de Benitandús, famosas columnas de rodeno en equilibrio, y al fondo el embalse con el mismo nombre.

Ahora, si la ruta fuera hacia Suera, nuestros caminantes comenzarían la bajada hacia la derecha. En este caso no era así, siguieron subiendo, que el destino era otro.

Continúa la senda por dentro de un bosque de pino y algo de carrasca, cresteando por la sierra que separa el valle del rio Veo del barranco de Castro, viejo amigo de algunos de nuestros senderistas. Las vistas son admirables. El castell de Maus a la derecha y el embalse de Benitandús a la izquierda. Algunos árboles caídos suponen un pequeño hándicap a nuestros héroes, que lo solventan con rapidez.

Normalmente Gilbert y Javi van delante, sobrados de condiciones. Bea y Kiko va detrás, un poco más calmados, y Isa y Vicent, también sobrados de fuerzas, "se dejan llevar". La subida es persistente y no da tregua. No es excesiva pero está ahí. Alguien comenta que le gusta el ritmo. La subida no es exactamente continua, da pequeños respiros de unos pocos metros para recurerar el resuello, pero estos pocos metros son realmente pocos metros. El resto es todo para arriba.


En el kilómetro 3,3 por fin se alcanza el anillo de los Órganos. Aquí comienza una rutita circular que comienza subiendo al pico de los órganos para después bajar a los órganos en sí y volver a ese mismo punto. Ya se está a 500 metros de altitud y todavía falta subir 200 y pico metros más.

Los senderistas siguieron subiendo sabiendo que les quedaba poco. Se empinaba un poco pero nada es imposible para nuestros héroes. No hay dolor. Gilbert y Javi estaban fuertes como rocas, los demás casi que también. No exactamente como rocas, pero fuertes también. 


Por fin coronaron cima. El pico, con 729 metros oficiales (a sus gps les marcaba 732) dio una sensación de paz importante. El saber que se había acabado la subida daba un punto de tranquilidad al grupo. Era el kilómetro 4,5 de la ruta, justo la mitad de todo el recorrido. Allí cerca había trincheras de la Guerra Civil, como en casi todas las cimas y puntos altos de la Sierra Espadán. En esta sierra parace que se prepararon a fondo para locas y absurdas batallas encarnizadas.

El grupo tomó un respiro para hidratarse y alimentarse. Se acabaron los viejos tiempos del bocata y la bota de vino. Ya desde años atrás lo que se llevaba eran frutos secos, manzanitas, peras y demás comida sana. Mucho más digestiva, menor peso y evitaba resbalones en las bajadas.


Tras la paradita y los comentarios sobre la ruta, nuestros caminantes comenzaron el descenso. Desde la cima hay un camino que sigue cresteando hacia el oeste y, a unos pocos metros hay un desvío que baja a los órganos. Hasta el momento so se había visto a casi nadie en el recorrido de la excursión. El día era fantástico y ya hacía calorcito, pero sin pasarse.

La subida todavía no había acabado para los caminantes. Ahora tocaba bajar a ver los famosos órganos. Poco a poco nuestros senderistas se iban encontrando con gente que subía por donde elllos bajaban. La bajadita era empinada y con tierra suelta pero ninguno resbaló.

Un poco más abajo, en el kilómdero 4,8 se llegó a los dos miradores de los órganos. Ante sus ojos, formidables columnas de rodeno que parecían en equilibrio se levantaban de la montaña. Y al fondo el pequeño embalse y la aldea de Benitandús. Una buena foto.


Todo era bonito salvo la gran cantidad de excursionistas, domingueros y demás personal que atestaban los espacios. Almorzando, haciéndose fotos, todos equipados con botas y ropa nueva de montaña.

El turismo llega a todo el mundo, incluso al "parque temático de los Órganos de Benitandús". Desde hace pocos años a esta parte la montaña se ha inundado de personas que quieren ver, experimentar nuevas sensaciones y respirar aire puro. Es lo que se lleva. Quizá la montaña ha perdido algo con estas avalanchas de gente pero todo el mundo tiene derecho a pasárselo bien.


La zona es un pelín peligrosa porque los miradores acaban en un cortado de decenas de metros de caida libre. La gente paseaba como si estuviera en el parque de su ciudad y el verla daba un poco de "vértigo ajeno". Nuestros senderistas hicieron un par de fotos tratando de esquivar turistas y siguieron su camino.


Ahora ya tocaba la vuelta. La senda sigue hacia el este, rodeada de alcornoques, buscando el fin del anillo de  los órganos. Esta senda conincide con la que baja al propio Benitandús y es por la que la mayoría de la gente sube y baja a ver estas formaciones. Los nuestros se cruzaron con todo tipo de personas. Perejas jóvenes, gente con pic-nics para almorzar arriba, deportistas que habían convencido a su pareja a hacer una mañana de montaña y que la llevaban casi arrastrando porque la subida, aunque es corta, se las trae. Después pasó un grupito de jóvenes con bolsas de cosas y una guitarra, para montar una fiestecita chill-out arriba. Bueno, todo tipo de fauna y flora.

Hablando de fauna, la última vez que los nuestros subieron a los órganos tuvieron la oportunidad de ver cabras a pocos metros. Ese día las cabras estarían a kilómetros de distancia porque el "ambiente humano" que se respiraba en la zona no les daría pie a pasturar por allí.


Ya estaban el el kilómetro 6 y el grupo llegó al lugar de donde se partió en el anillo. Ahora tocaba deshacer los siguientes 3 kilómetros largos para llegar a Tales.

La llegada hasta aquí desde Tales unas horas atrás había parecido un poco empinada y con bastante tierra suelta. La sequía afecta a todo, también al estado de las sendas. Hubo comentarios en el sentido que quizá habría que tener cuidado en las bajadas para no poner el culo en el suelo de forma involuntaria. Pero sorprendentemente la bajada fue más fácil que lo esperado. Ligeritos ligeritos desandaron el camino y llegaron a Tales.

Sobre las 12 de la mañana llegaron a destino. Fueron 9,690 km con un desnivel positivo de 609 m. Hacía buena temparatura y el sol se agradecía. Se estaba tan agustito que aun les dio tiempo para tomar un refrigerio antes de coger el coche.

Como conclusión, la ruta es bonita con sendas en buen estado y casi siempre por dentro de bosques. Las vistas espectaculares. El grupo fue compacto aunque las fuerzas estaban un poco descompensadas. El tema de los turistas era un poco de esperar. Cuando se va a sitios accesibles y bonitos, es normal que se llene. En cuanto a la señalización, muy buena. Había nuevas paletas explicativas en cada cruce de caminos. Se nota que los parques temáticos tienen tirón turístico y están bien señalizados.


Solo por poner una pega, el tener que desandar el mismo camino durante 3,5 kilómetros quizá quite algo de encanto a la excursión, o no. La alternativa sería dejar un coche en Tales y otro en Benitandús y hacer la ruta un poco más corta pero sin repetir. Pero es posible que no valga la penda tanto lio.

Los caminantes supercontentos y la mañana se pasó muy bien.

Pincha aquí para ver la ruta



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