domingo, 28 de diciembre de 2014

Navidad en las Agujas de santa Àgueda


La ruta que presentamos aquí ya se ha hecho con anterioridad en el Club Rayito. Es una de las más bonitas del desierto de las Palmas y por eso nuestro Club la repite de vez en cuando.

Esta vez la excursión se hizo para celebrar de manera montañera la Navidad. Fue un 28 de diciembre cuando nuestros senderistas del Club hicieron la ruta, no demasiado exigente pero sí para mover un poco las caderas y así digerir un poco mejor las comilonas navideñas. El perfil, de sobra conocido, es el siguiente:

Nuestros senderistas comenzaron prontito por la mañana. Como se celebraba el día de los inocentes, alguno de los excursionistas dudaba de la veracidad de la convocatoria, con lo que llamó por teléfono antes de salir para que no le quedara cara de tonto en el caso que le la marcha fuera una inocentada.

Aclaradas la dudas, los caminantes salieron del pla del Salandó en busca del barranc de la Comba. El día estaba gris y fresco. Llovía un poco pero, como ya que se estaba allí, no hubo dudas en comenzar la excursión. Esta vez los participantes fueron Antonio, Dani, Fede (GPS), Gilbert (Rayito), Kiko, (Innovador), Raul y Susana.

GPS estrenaba unas estupendas y fosforitas zapatillas. Ahora ya le costaría un poco más perderse por la montaña. Un pequeño paseo por la pista hasta el comienzo de la ascensión de la Comba permitió coger un poco de calor en los músculos. Ya en la senda del barranco Raul tomó la cabeza del grupo. Raul es un tipo atlético y deportista y comenzó a imprimir un ritmo quizá un poco excesivo para los huevones que llevaba como acompañamiento. Tanto era así que hubo que cambiar de líder de la marcha y asignar esta tarea a alguien más conocedor del "ritmo rayito" (más abajo hablaremos del "trote Rayito", un antiguo tipo de marcha del Club, que casi está en desuso hoy en día). Con esto el ritmo se tranquilizó un poco.

La ascensión por el barranc de la Comba duró alrededor de 25 minutos, lo normal para los Rayitos. Una vez arriba y todavía lloviznando se apreciaban en el suelo huellas de animales propios de la zona, Perros, jabalíes y algún tipo de felino extraño. La huella que te enseñamos es de algún tipo de perro, pero parece de algo más exótico.

El grupo siguió por la carretera hacia la font Tallà. Hacía un poco más de frío y el viento comenzaba a hacerse presente. Antes de la fuente se giró a la derecha por la senda que lleva al collet de les agulles.

La senda del collet de les agulles mira hacia el oeste, estaba muy húmeda, pero como "picaba" un poco hacia arriba, los Rayitos entraron en calor rápidamente. El ritmo era bueno y se afrontaron las tres grandes subidas antes de collet con decisión. Todos llegaron sudorosos.

Una vez en lo alto y se encontraron con unas estupendas vistas. Hacía viento y se alcanzaba a ver mucho hacia el norte (las Columbretes a un tiro de piedra). Al sur se veían las nubes como descargaban agua en Castellón, Nules y demás zonas de la Plana.

Ahora era el momento de celebrar la Navidad. Innovador sacó espumillón que colocó en el mójón de piedras que hay al collet. Dani e Innovador sacaron gorros de Papa Noel y Raul sorprendió al grupo con una botella de cava fresquito que estaba buenísimo. Se hicieron la fotos de rigor y comenzó el descenso.

El día iba despenjándose e incluso salió el sol en algún momento. La bajada se tomó con cierto ritmo. Se practicó el "trote Rayito" (como hemos dicho antes, se utiliza poco pero esta vez si se usó), que consiste en un pequeño trote aprovechando la pendiente de la bajada. Sin sudar y haciendo un pequeño esfuerzo huevón.

Bajando por la cara este de las agujas se llegó trotando al pinaret. Desde allí salen dos sendas que van en paralelo hacia el sur, una a cada lado de un pequeño valle. Una es mas ancha y pedregosa y otra más estrecha y más cómoda. El grupo escogió la estrecha y cómoda. Con ella se llegó al  comienzo de la senda de la Comba y después a los coches. Fueron poco más de 7 kilómetros navideños.

Una vez más se siguió con las cervezas y los comentarios. La clasica de las agujas gustó, como no podía ser de otra manera. Muchas expectativas para el nuevo año que iba a comenzar. Felicitaciones de Navidad y cada uno a su casa, a esperar una nueva aventura del Club Rayito.

Pincha aquí para ver la ruta

domingo, 21 de diciembre de 2014

Alrededor del Tossal Gros


La ruta que presentamos es quizá un poco una improvisación. O quizá también pudiera ser una ruta muy pensada fruto de la estategia urdida durante semanas en la mente de un Rayito consumado. La verdad que nunca se sabrá el origen de la ruta, pero ella en sí misma es una buena excursión para senderistas huevones con ganas de disfrutar de la montaña.

Tres Rayitos quedaron una mañana sin tener muy claro que ruta iban a seguir. Las únicas premisas eran que estuviera cerca de casa y que no fuera muy larga.

Los senderistas que participaron de la excursión fueron Gilbert (Rayito), Kiko (Innovador) y Susana (Susi para los amigos). Se eligió salir del sanatorio que está en la carretara de Castellón a Borriol y, en principio la ruta no se presentaba dura. La idea era ir hacia el Tossal Gros y, según las fuerzas y las ganas, hacer algo más o menos largo y/o exigente. La cosa quedó en algo un poco largo para un huevón, pero no tan exigente. Fueron poco más de 10 Kilómetros con un desnivel acumulado (¡ojo!) de 637 metros (es lo que dice el Gps pero realmente no se notó tanto desnivel). Mira el perfil para comprobarlo.


Nuestros senderistas no fueron tan madrugadores como nos tienen acostumbrados. Comenzaron a caminar poco antes de las 9 de la mañana. Hacía fresquito y el lugar donde se aparcan los coches estaba repleto. Se notaba que unas semanas más tarde estaba la carrera Tombatossals, que discurre por esos terrenos y que la gente tenía que entrenarla para sacar buenos tiempos.

La montaña estaba húmeda. El rocío de la noche se dajaba notar y la piedras resbalaban un poco. Esto no era problema para nuestros Rayitos, que caminaban a paso huevón, pero sí que sería una dificultad para los carreristas que entrenaban. Seguro que más de uno tocó con el culo en el suelo. No hacía excesivo frio y la mañana poco a poco dejaba paso a un esplendoroso día.

Les pasaron algunos caminantes y un par de motos (revolviendo las pideras del camino) y abordaron las ascensiones con calma. Innovador se adelantaba en la subidas para esforzarse un poco más y sudar (o para hacerse el chulito) y en la cimas se reagrupaban otra vez.

Al pie del Tossal Gros comenzó la novedad. Innovador esperaba subir la corta pero exigente ascensión al Tossal, pero Rayito decidió seguir a la derecha por una senda que bordeaba la montaña hacia el norte. La cara este del Tossal no se subió.

Una vez en la cara norte, se bajó a la cantera. Se dió la vuelta a la misma y nuestros senderistas se dirigieron hacia Borriol, por la pista que lleva a las pinturas rupestres. Innovador quería ascender por la senda que desde la cantera asciende al Tossal, pero Rayito quisó seguir con la ruta que tenía trazada en su mente. El resultado es que la cara norte tampoco se atacó.

El paisaje de la cantera era casi desértico. Grandes bloques de piedra y un gran agujero en medio. Miles y miles de toneladas de piedra debieron salir de allí. La verdad que es que seguían saliendo, porque la cantera está en producción.  Siguiendo la pista que desde la cantera se adentra por el valle que lleva hacia las pinturas rupestres del gran bruixot, la temperatura empezó a bajar. Hay bosque y la umbría no dejaba desaparecer el rocío de la mañana. Muchos charcos en la pista por lluvia de hacía poco hacía que nuestros senderistas tuvieran que sortearlos sin dificultad.

Una vez pasado el desvío de las pinturas y siguiendo unas pocas decenas de metros la pista se deja ver un camino a la izquierda, que tras cinco escasos metros hay que coger otro a la derecha, Si no se conoce es difícil de encontrar, ya que no se ve claro.  Por la senda, a unos 200 metros hay que comenzar a subir por la montaña lo que se intuye como senda pero que en realidad es pura piedra. Un poco más arriba si que se ve la senda y hay que seguirla.

La senda se empina y los Rayitos la cogieron con calma. Poco a poco ascendieron y llegaron a una loma pelada en la cara oeste del Tossal gros. Desde allí se ve Borriol y su serra, así como la Plana hasta Onda, el Montí y la serra Espadà.

La senda va por una loma calcárea muy erosionada donde las piedras están llenas de marcas del agua y del viento. Un poco más adelante está el camino que sube al Tossal Gros por su cara oeste. Rayito tampoco consideró oportuno atacar esta vía y la cara oeste no se subió. Se siguieron unos puntos rojos con un círculo blanco que estaban pintados en las piedras. Parecía algún tipo de marca para ciclistas. Una vez más el personal se empeña en ensuciar las sendas con distintas marcas pintadas. Con la tecnología actual de tracks digitales, mapas y demás, creemos que ya está bien de utilizar pinturas en la montaña. ¡A ver si es verdad!

Bordeando una vez más el Tossal, esta vez por el sur, nuestros excursionistas llegaron a camino por donde habían venido, y desandaron el trecho que les llevó al sanatorio, inicio de la ruta. Casi dos horas y media de camino donde, siempre viendo la cima del emblemático Tossal Gros, no se ascendió sino que bordeó hasta hacer un círculo con la montaña en medio. Seguramente Rayito habría hecho una promesa o algo parecido para no subir.

Como es tradición, la ruta finalizó con unas cervecitas y los comentarios a la mañanita de senderismo. La ruta gustó. Recorría gran parte del track de la carrera Tombatossals y, por ser tan cercana a Castellón, se calificó como muy cómoda, fácil y recomendable.

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lunes, 8 de diciembre de 2014

El reto del Morico


Cada Persona o grupo de personas tiene una obsesión, como el capitan Ahab en Moby Dick. Su obsesión le llevó a perseguir de forma enfermiza a la gran ballena blanca, la misma que le arrancó su pierna años atrás.

El club Rayito también tenía su gran ballena blanca, el Morico. Una montaña de la sierra del Bartolo a la que cada vez que subían no eran capaces de encontrar la vía "fácil" para alcanzar su cima. Una y otra vez lo intentaron y siempre se complicaban la vida, discutiendo de si por ese lado, por ese otro hasta que al final, a base de trepar de mala manera, se conseguía el objetivo. Pero la gran obseión, el gran reto, era conocer la vía de la que todo el mundo hablaba, la "vía facil". Dani, un amigo, comentó que él con su hijo de 9 años subía sin problemas. Otra gente subía con perros. No era posible que lo Rayitos sufrieran tanto para hacer esta ascensión.

Una vez más el club intentó el reto del Morico. Esta vez fueron Fede (GPS), Gilbert (Rayito), Kiko (l'Innovador), Pedro y Susana. Los 5 tratarían de quitar esa espinita que el club tenía clavada desde hacía tiempo. La ruta era de sobra conocida por los caminantes. Existía una opción de subida y dos de bajada, la que pasa por el coll de la Mola y la de les vetetes. Para este día eligieron la segunda, que era más directa y más "divertida" (era senda y no pista). Viendo la foto que encabeza la crónica, la ruta pasa justo por la cresta que une las tres montañas. La cumbre de más a la izquierda es la gran ballena blanca, el Morico. El desnivel era de sobra conocido. Con la ruta elegida no habría problemas de cansancio por desnivel. Se iría poco a poco por lo complicado del camino (lo que los profesionales llaman subidas y bajadas "técnicas"). Al final fueron poco más de 5 kilómetros con un desnivel acumulado de 450 metros.



Aparcaron el coche en les Creuetes, al comienzo de la pista Roja, al lado de la urbanización El Refugio, y se encaminaron hacia el mas de Chiva. Una pista les llevó primero a la font del Mas de Xiva, de la que sólo asomaban unas gotitas, y sólo unos metros más allá estaba el mas de Xiva. A su derecha arrancaba el camí del Portell. Nuestros senderistas tomaron ese camino que se enfilaba por el barranco hacia arriba.

A los Rayitos nos les costó demasiado llegar al Portell, el collet entre la Roca Blanca y el Morico. Hicieron varias paradas para ver de lejos la pared final de la ascensión, el auténtico reto del día. Rayito calibraba por donde se debería trepar. Todos opinaban sobre la via de acceso a la cima, más bien en broma que en serio. Pero la cumbre estaba ahí y había que encontrar el acceso fácil.

Una vez en el Portell se tomó a una senda a la derecha, con destino al Morico. La senda se escarpaba y poco a poco se tuvieron que ir usando más las manos que los pies. Pedro, que llevaba tiempo sin participar en una caminata, iba a una marcha más "diesel", pero no dejó de caminar y llegó al pie del "muro" a la vez que el resto del grupo.

A nuestros caminantes se les apareció la Virgen María en forma de dos senderistas del Centro Excursionista de Burriana que decían que conocían el camino. Los Rayitos se "pegaron a rueda" y treparon detrás de los "profesionales".

La vía era un poco más fácil que las que utilizaron lo Rayitos en otras ocasiones. Innovador cree que todavía podría haber alguna más fácil, pero lo que es seguro es que se subió bastante rápido y sin grandes problemas.

Hay que decir también que la subida no es de gran nivel pero tampoco la trepa cualquiera. Ese día se oyeron frases como "Quién coño me mandaba venir a mi hoy aquí", o "soy gilipollas", o "me paro y de vuelvo", o "si lo cuento en casa me llamarán friki". Todo esto dicho por un/una Rayito/a en plena ascención viene a decir que no todo fue coser y cantar, que la cosa estuvo arregladita, sobre todo por el vértigo (cague) y las piernas cortas que no dejaban llegar las zapatillas a la roca que tocaba.

Una vez en la cumbre las caras cambiaron, Las vistas ese día eran espectaculares. Hubo viento el día anterior y el cielo estaba superclaro. Se veían perfectamente la columbretes y casi también las lagartijas que vivían alli. También se veía el Montgó y la punta del cabo san Antonio, a muchos kilómetros de distancia. Los ánimos se relajaron y se comenzó a buscar el camino de vuelta.

Para la bajada del Morico se eligió la senda de les vetetes. una senda que baja "al recto" justo hacia el este. Antiguamente estaba señalada por cintitas atadas a ramas. Ahora ya casí no quedaba ninguna. Estas cintas se han sustituido por fitas de piedras cada pocos metros. La senda es muy pedregosa y la pendiente a veces es grande con lo que viene muy bien ir siguiendo las fitas para  no despistarse.

Como la bajada era muy técnica y el camino estaba bastante perdido se avanzaba muy poco a poco. Se oían frases como "por este camino sólo han pasado dos grupos, los que pusieron las piedras y nosotros", "este innovador ya se pasa con sus caminitos", o " estoy aburrido de las piedras, necesito un camino plano y de tierra". Algunos resbalones y las mallas de GPS pagaron el tributo de la montaña. Por lo demás, todo bien. Se subieron las dos agujas que están delante del Morico y se bajó casi esquiando por las piedras hasta que la senda se allanó un poco. De allí al coche fué un paseo. Fueron dos horas y media para recorrer cinco escasos kilómetros, pero la concentración y la complejidad merecieron este tiempo.

Al final cervecitas y a comentar la ruta. La gente estaba contenta. Lo que durante la excusión fue sufrimiento se transformó en orgullo y alegria por la superación de un reto. Para el club Rayito esta ruta, de ser su gran "ballena blanca", pasó a formar parte de esa colección de "grandes clásicos" que se dejan para ocasiones especiales. Todo un tributo.


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