martes, 31 de diciembre de 2013

La san Silvestre de Castellón

El club Rayito también estuvo en la carrera de san Silvestre de Castelón el 31 de diciembre de 2013. En esta ocasión participaron Fede, Kiko, María, Clara, Dolores, Pere, Carmen, Dani, Lucía, Héctor y Carles. Una nutrida representación para un evento tan señalado.

La carrera es un agradable paseo de tres kilómetros sin apenas desnivel que discurre por las calles de Castellón. Verás en el perfil que sólo hay 50 metros de diferencia entre a cota más alta y la más baja.


En este año participaron alrededor de 2.000 personas que, para una distancia tan corta, suponen un verdadero reto de organización. Reto que no fue del todo superado en esta ocasión. La salida se demoró en varios minutos por el colapso que supone meter a 2.000 personas en una calle (muy céntrica, eso sí) de sólo 5 metros de ancho, y con público mirando a los lados.

La carrera discurrió sin contratiempos para nuestros participantes. Casí era mejor caminar por la montaña que hacer esta san Silvestre. Había que ir esquivando niños con patinetes, carritos de bebés, patines, carros de la compra y animales domésticos,  todo esto aderezado con un sinfín de disfraces relacionados con la navidad.

Un miembro del club utilizó la vieja técnica del "atajo" para mantener el ritmo, cosa que le resultó eficaz y llegó a la meta más fresco que una sardina. Otro miembro no muy "entrenado" comparaba el desnivel de la calle Trinidad con la subida al Tourmalet.

Al final todos participantes del club Rayito entraron en una piña en medio del pelotón. 28 fueron los minutos empleados. Todos contentos y unos más sudados que otros. Tras un nuevo colapso de la organización, todos fueron obsequiados con una mochila de esas de plástico y una bonita gorra de Pocoyó.

Esta vez no hubo el momento de las cervezas para comentar las sensaciones de a ruta, pero alguno que otro se tomó una copa de cava. Se disolvió el grupo y cada uno a celebrar el fin de año con los suyos.

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domingo, 29 de diciembre de 2013

Subida al mitológico Tossal Gros

El Tossal Gros se ha hecho famoso gracias a una novela de Josep Pasqual Tirado, "Tombatossals", donde crea todo un mundo mitológico alrededor de la ciudad de Castellón.

Tombatossals es un gigante bueno que con la ayuda de sus amigos hace posible la fundación de la ciudad de Castellón de la Plana. Nace fruto del amor entre la Penyeta Roja y el Tossal Gros durante una fuerte tempestad producida por Bufanúvols a petición de la gran montaña (un ligón de cuidado). En aquella tempestad, todos los vientos excepto la Tramuntana por alocada y peligrosa fueron convocados, y se arremolinaron en el cielo descargando una tormenta que arrastró una gran cantidad de piedras montaña abajo, hacia el valle que les separaba. Del montón de piedras se levanta, con los primeros rayos de sol, su querido hijo Tombatossals, que como su nombre indica, tenía la fuerza suficiente para levantar o tumbar las montañas.

Pues precisamente a ese sitio ha acudido el club Rayito para ver en vivo y en directo el lugar de los hechos. El tema de aquella mítica tempestad lo podemos ratificar, el Tossal Gros y alrededores está lleno de piedras sueltas.

La ruta la hicieron Susana, Gilbert (Rayito de Voramar) y Kiko. Tenía que venir un tercero, que además cogía el coche, y a última hora (30 minutos antes de salir) se rajó poniendo como excusa su talón averiado. Otra vez será.

Aunque no se sube mucho (El Tossal Gros no llega a tener 400 metros de altura) las rampas son empinadas y algo exigentes.

Los senderistas quedaron tempranito y aparcaron el coche al lado del sanatorio de la Magdalena. Cogieron el camino que atrviesa el pinar que hay al lado del hospital. La senda va a buscar la cresta de la loma y, siguéndola, se va acercando poco a poco hacia el Tossal Gros. El tipo de terreno favorece el que haya piedras sueltas y el camino, aunque no es complicado, no era muy cómodo para los caminantes.

El día era claro y, a medida que se realizaba la ascensión, las vistas de la Plana de Castellón eran fantásticas. Las islas Columbretes se veían con extraordinaria nitidez.

No hacía demasiado frio pero el vientecito que soplaba era un poco desagradable. La ruta tiene tres rampas que, aunque son cortas, son lo suficientemente empinadas, como para sudar. Así que se entró en calor más o menos rápido.

En esta ruta se ataca la cima del Tossal Gros dos veces, una por la cara sur y otra por la cara norte. Una vez en la cima del Tossal, nuestros senderistas bajaron hacia una cantera y, sin llegar a ella, tras dar un pequeño rodeo volvieron a subir a la cima. Las vistas desde la cima sobre el desierto de las Plamas son privilegiadas.

La vuelta se realizó par el mismo camino que se había seguido en la ida. Ahora las rampas eran de bajada y, con tanta piedra suelta, casi costaba más bajarlas que subirlas. Estas bajadas son muy delicadas, y recuerdan el movimiento de piedras que causó la tempestad y propició el nacimiento del gigante Tombatossals.

Como los senderistas del club Rayito son unos expertos huevones (y huevonas), se caracterizan por una prudencia avalada por la poca velocidad que desarrollan en sus rutas. En aquellas peligrosas bajadas no se produjo ninguna caida ni percance, pero Susana, que quería llevarse un recuerdo del track, cuando el camino era plano y ya no había ningún peligro, tropezó y aterrizó con la cara. Nada grave pero un par de moraduras le recordarían durante unos días los peligros de la montaña.

Sin otro percance reseñable, los caminantes bajaron al pinarcito que era el final de la ruta. Volvieron a Castellón y les costo un poco encontrar un bar con terracita al sol. Lo consiguieron y se tomaron unas cervecitas y comentaron las sensaciones de la marcha, que habian sido buenas. Quizá una ruta tan corta supo a poco y se podría haber combinado con alguna otra senda y haberla hecho un poco más larga. Pero lo que está bien, está bien y la cerveza también tiene que tener su espacio en el club.


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lunes, 23 de diciembre de 2013

El túnel de Oropesa

Esta es una ruta muy bonita y superhuevona. Cinco kilómetros facilitos con el mediterráneo de fondo.

La ruta la hicieron Susana y Kiko. Como se puede suponer al verlo, el perfil no es muy exigente, pero sólo por las vistas vale la pena hacer este camino.

Le hemos puesto de nombre "el tunel de Oropesa" pero la verdad es que no se pasa por dentro de ningún tunel. Se pasa por encima.

La ruta comienza en la playa de la Concha, en Oropesa. Esta vez era un día de invierno y no había nadie, ninguna terraza abierta, y el mar tan plano, lipio y brillante como una patena de misa. Hacía fresquito (4 grados marcaba el coche en la carretera) y nuestros senderistas, como no estaba previsto correr mucho, se abrigaron bastante.

Al principio se camina por la ruta verde que une Oropesa con Benicasim. La ruta verde discurre por un antiguo trazado de vía de tren. Tras un kilómetro de calentamiento, en linea recta, nos encontramos en la boca de un tunel de unos 700 metros. A mano izquierda sale un camino que hay que coger. Hay una cuerda que hace las veces de barandilla. Una vez en el camino, a unos 200 metros, hay que desviarse nuevamente a la izquierda. De la senda principal sale otra que esta pintada con unas marcas lilas.

Susana y Kiko cogieron el camino. El desnivel era prácticamente nulo y las vistas excepcionales. Hacía fresquito pero no había una nube en el cielo y el sol de las nueve de la mañana empezaba a calentar el ambiente. El camino discurría al lado del mar pero unos metros por encima, y acababa justo en la otra boca del tunel, la sur.

Cruzando la via verde por delante del tunel sale otro camino, este ya más empinado. Aquí, Susana y Kiko ya sudaron un poquito y calentaron la piernas. Este camino sube por encima del tunel hasta que se llega a un mirador. Desde allí se vuelve a bajar hasta llegar a la boca norte del tunel. Los senderistas deshicieron sus pasos y volveron al coche. 

Unas cervecitas cerraron la ruta que resulto muy atractiva.


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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Vilafamés, font de les Piques

Una vez más el club Rayito afrontó una ruta, y esta vez vió recompensado su esfuerzo.
Los preparativos fueron los adecuados. Se consumió poca cerveza el día antes, incluso uno del grupo se quedó tirado en el sofá ahorrando enegía a la espera de un dia de pelea, y todos fueron a dormir temprano.

El día de la ruta amaneció despejado, sin mucho frio ni mucho calor. Las condiciones eran perfectas para una buena caminata. Entoces pasó una cosa de esas que pocas veces pasan, el reloj pareció ir más despació durante unas horas y los miembros del club Rayito consiguieron hacer los 11 kilómetros y medio del camino en sólo en dos horas cuando, en condiciones normales podrían haber tardado poco menos de tres.

La gente podrá decir que 11,5 Km. en dos horas se hacen con la gorra, y es cierto. Pero, para los miembros del club Rayito, huevones por naturaleza, con una bien formada barriguita cervecera y casi alérgicos a correr, el hacer esta ruta en este tiempo y casi "sin despeinarse" es una hazaña poco común.

Los participantes esta vez fueron los clásicos, Gilbert (nuestro Rayito de Voramar), Fede y Kiko. El perfil de la ruta indica que ésta no fue demasiado exigente, con un largo final en plano.

La ruta comienza al lado del bar "el Polígono", muy cerquita de la empresa Colorobbia, a unos 3 Km de Vilafamés. Enseguida se comienza a subir por un camino agradable. 
Durante la subida a la fuente los senderista pararon a contemplar un olivo milenario, Tenía un cartel expicativo que amplió un poco la culturilla general sobre la identificación de olivos milenarios.

Tras una breve pausa, la ruta continuó en ascenso. El camino estaba en muy buenas condiciones, incluso con bastantes tramos de antiguos empedrados que deberían conservarse. Ya empieza a haber huellas de motos que quizá pongan en peligro este tipo de "alicatado" de calzada.

La font de les piques estaba cerquita. También había un panel explicativo donde se ponía de manifiesto el esfuerzo por aprovechar el agua en estos lugares, donde el clima mediterráneo de vez en cuando nos hace pasar más sed de lo normal. Se podría deducir que el nombre de la fuente viene de les piques por donde va pasando el agua desde el caño donde sale hasta ser devuelta a la madre naturaleza.

Aun quedaba un poco de ascensión por la senda. Entre pinos se hacía agradable. Una vez se llegó a la cima hubo un encuentro fortuito. De repente había una furgoneta allí, en medio del monte. Un poco más allá un todoterreno con un personaje vestido de camuflaje y perfectamente equipado con gorra, mochila, cuchillo y un fusil de mira telescópica que daba miedo. Junto a él había un cartel que ponía "Peligro, caza de jabalís". Nuestros excursionistas preguntaron por donde iban a cazar para no tener problemas de perros y balas.

Desde el encuentro con la máquina de matar jabalís, la senda se transformó en pista de tierra, y el desnivel se suavizo mucho, el camino discurría por arriba de la sierra e iba poco a poco hacia el oeste buscando las cimas más altas. En un recodo, la pista se interrumpía por una valla con candado y unos cables "antimotos". Se saltaron sin dificultad. Era una propiedad privada pero andando se podría pasar (se suponía). La pista acababa en un campo de almendros que hubo que cruzar para encontrar un camino al fondo, hacia el oeste.Se saltó otro cable "antimotos" y ahora tocaba otra vez ir por senda.El terreno era despejado, flanqueado por coscolls y otros arbustos.

Tras una cuantas rutas donde el valiente de los Rayitos, el de los pantalones cortos, se destrozó la piel por culpa de atravesar sendas casi pedidas y abarrotadas de aliagas, coscolls y otras plantas punzantes, ésta era como un paraiso para sus piernas. Ni un pincho, ni una rascada y ni una piedra golpeó las piernas de nuestro audaz andarín.

La travesía coincidía en un tramo con el track de la carrera de montaña que hacen todos los años en Vilafamés. Llegó un momento en que se podía ira a la derecha por un camino (el track de la carrera) o seguir recto por una pista. Los del club Rayito siguieron la pista. Otra vez quizá hubieran seguido el camino que, aunque mucho más empinado hacia abajo, seguro que hubiera sido más divertido que seguir una pista más suave pero más larga y aburrida.

La pista les permitió trotar un poco y llegar "frescos" a Vilafamés. Una vez en el pueblo ya sólo restaba seguir a carretera y buscar el punto de partida, Se siguió trotando hasta el coche.

Resumiendo, una ruta cómoda y rápida, con una senda inicial muy bonita, y por supuesto, el pico Penyagolosa dominando las vistas.

Al final, unas cervecitas en el Bar Santi de la Pobla para comentar la experiencia, y después, para casa.




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viernes, 13 de diciembre de 2013

La ruta de la estrategia

Esta es la ruta más importante del club Rayito. Es la que se utiliza para marcar la estrategia del club a corto y medio plazo (la estrategia a largo plazo la determina la pareja y familia).

En el transcurso de esta ruta se marcan los objetivos, las cumbres a atacar y las técnicas en cuanto a vestuario, hidratación y complementos senderistas.

Con diferencia, ésta es a ruta más realizada por los miembros del club Rayito. Es una senda de poco más de medio kilómetro y con suave desnivel. Se podría clasificar como una ruta fácil a no ser por el handicap que supone la obligación de beber cantidades ingentes de cerveza, vino y otros liquidos espiritosos que dificultan en gran medida la buena marcha de nuestros senderistas. Los miembros del club más asiduos son Rayito, Marifé, Fede, Inma, Kiko y Marisa, aunque pueden venir más personas, como César, Angeles, Ramón, Tere, Ascen, Pedro, la otra Tere, y otros más esporádicos. 


La ruta comienza en un paraje llamado La Oficina, una tasca regentada por Ernesto, un amiguete. Suele ser los viernes alrededor de las 19:30 cuando comienza esta especie de safari tertulio-alcohólico. A esa hora el lugar de encuentro está casi desierto y nuestros senderistas, tras una semana de duro trabajo, llegan con un desespero poco usual por aumentar su hidratación corporal. Tras alrededor de una hora de tertulia comentando rutas pasadas, definiendo nuevas rutas y compàrtiendo experiencias, los miembros del club se dan cuenta que el efecto llamada de ese local funciona perfectamente. Donde antes había una calle semidesierta, ahora hay un ingente número de personas con su quinto, vino o tercio en la mano hablando a la vez y colapsando la calle. Es ya hora de salir de allí.

No sin esfuerzo, nuestros héroes consiguen salir de la calle del Ernesto atestada de personal y afrontan el primer tramo de senda. La senda no está marcada pero es sobradamente conocida por el club. Un pequeño desnivel hacia abajo les va llevando hacia un nuevo local, más tranquilo.
Es el Rafa's, el bar de un amigo con el mismo nombre, donde se está tranquilo y se pueden retomar las animadas conversaciones que en la tasca anterior ya se hacían imposibles, y donde, por supuesto, sigue la ingestión masiva de liquidos. Aquí ya comienza a haber gente que se pasa de la cerveza al vino. Una botellita suele caer.

Una vez la cantidad de hidratación ya ha llegado a un nivel más que aceptable, llega la hora de reponer producto sólido. Para este fin, el club se encamina por el segundo tramo de nuestra ruta, el camino que va desde el Rafa's hasta el Nelo, siguiente parada de nuestro camino.

El Nelo es un pequeño local regentado por Manolo, un simpático amigo andaluz que, por razones de márqueting, ha adaptado su nombre a la lengua aborigen para dar nombre a su local. Aquí llega el momento de degustar ensaladas, bocatas y demás alimentos sólidos, por supuesto regados por don Ramón (vino Ramón Bilbao), acabando con carajillo, pacharán y/o gintónic.

La sobremesa suele ser amena, interrumpida con saliditas a fumar. Ya hay gente a la que cuesta enterder cuando habla, y en el aire flota una pregunta. “¿Es hora de irse a casa o nos vamos a bailar?”. Normalmente la respuesta es que, con lo que llevan dentro, ya tienen bastante y ha llegado el momento de irse a casa, pero a a veces salta la chispa y nuestros amigos emprenden el tercer tramo de la ruta. Es el tramo más largo y más duro, debido a las condiciones fisicas y psiquicas de los caminantes.

La noche se ha adueñado del centro de la ciudad y solo grupitos de personas van por la calle buscando algún garito o retirándose a sus casas. Los senderistas llegan a un local llamado Blue Note, lugar donde finaliza la ruta y donde dejamos a los miembros del club pasándolo bien hasta altas horas dela madrugada.

Como conclusión podríamos decir que la travesía es exigente, quizá en  algunos momentos agotadora, pero el esfuerzo vale la pena. ¡Este es el espiritu Rayito!

 

martes, 3 de diciembre de 2013

Vuelta al "tossal de la vila". La Pobla Tornesa

Ésta sí que es una ruta de auténticos huevones. Un par de horas de agradable paseo para disfrutar de la naturaleza sin demasiados esfuerzos.

La ruta comenzó tempranito. estaban a 5 o 6 grados pero el viento hacía que la sensación fuera como si estuvieran en el Polo Norte. Iban Rayito, Kiko y Fede. Nadie tenía síntomas de resaca ni de enfermedad, por lo que no se esperaban "huevones retrasados".

Aparcaron el cohe delante de una casa emblemática de la provincia. Hace años, cuando la carretera pasaba por dentro de la Pobla, en medio del pueblo había un cruce importante. Desde Castellón, a la derecha se iba a San Mateu y a la izquierza hacia Albocàsser. Pues bien, una vez tomabas el desvío a la izquierda, a mano izquierda estaba "la casa del Barça", una casa de un forofo futbolero que se ha hecho famosa a lo largo de los años, y que aun aguanta orgullosa el escudo de su club.



La ruta que nos ocupa da una vuelta alrededor del "tossal de la Vila", la montaña a cuya sombra se ha construido el pueblo. Es una ruta fàcil y con poco desnivel, ideal para principiantes.

Los senderistas comenzaron haciendo un pequeño tramo de carretera y luego tomaron una pista a a izquierda. La pista iba subiendo suavemente hacia el sur. La montaña les iba poco a poco protegiendo del viento y la sensación de frío iba disminuyendo (también a causa de la subida, por supuesto). Llegó un momento que la pista se convirtió en camino, que luego desembocó en otro pequeño tramo de pista.. El camino y la pista iban alternándose.


En la foto vemos a Rayito y Fede con sus características habituales. El uno con los eternos pantalones cortos, enseñando las piernas que normalmente sufren las inclemencias de las aliagas, "coscolls" y otras plantas punzantes gracias al innovador de rutas impracticables. El otro luce su postura típica de "muñecas de famosa", protegiendo los riñones de las subidas pronunciadas. Hay que decir que en esta ruta, las piernas del primero y los riñones del segundo estaban a salvo, ya que ni había grandes pendientes, ni caminos llenos de matojos.




Cuando los senderistas llegaron a la cara este de la montaña se encontraron con un paisaje familiar. Allí delante estaba el Morico, la Roca Blanca y Raca, viejas conocidas de nuestros amigos.

La zona por la que discurre la ruta está plagada de cuevas y simas, algunas bastante grandes. En los alrededores del camino están la cova del Calvari, la cova del Ratat, l'avenc y l'avenc de Soliva, la cova de la Paredà, la cova del Bustal, la cova de la Solsida, la cova dels Malandrins y l'avenc del Tossal de la Vila. Éste último estaba justo al lado del camino y, haciendo gala de su condición del "huevones", nuestros senderistas no consiguieron verlo. Es verdad que antes vieron una sima que no estaba marcada en el mapa.

Un tramo del camino era como una selva por la que no se podía ni pasar. Los árboles habían crecido justo para fastidiar a quien pasaba por allí. Los del club Rayito imaginaron que ese no era el sendero bueno, pero al final pasaron, encontraron una senda mejor, y siguieron con la ruta. 

Las sendas de la ruta estaban todavía bastante bien conservadas. Y digo "todavía" porque se notaban muchas marcas de de ruedas de motos que descarnaban los caminos y removían la tierra. Casi seguro que en pocos años estas sendas estarán mucho más degradadas.


Durante el camino hubieron dos o tres despistes pero se solventaron con rapidez. Los podrás ver en el track.


Nuestros héroes volvieron al pueblo por la ermita de san Joan y el cementerio. Como era de esperar, después fueron al bar de Santi a tomar unas cervecitas y comentar sus andanzas.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Un paseo por la sierra de Borriol

Era un fresco día de noviembre. Para esta ruta quedaron Fede Kiko y Rayito. Susana había quedado pero al final no pudo venir (es su destino). Nuestros protagonistas iban equipados con mangas largas y pantalón largo salvo el caluroso del grupo que todavía aguantaba el pantalón corto (lo aguanta todo el año). Luego, durante la subida, todos tenían claro que les sobraría ropa.

Rayito de voramar estuvo a punto de no venir. Tenía problemas estomacales por algo que comió (o bebió) el día anterior. Incluso a primera hora escribió un mensaje en el Whats-App que no acabó enviando. ¡Este es el espiritú "club rayito"! Aunque estés jodido, sal a la montaña y así por lo menos los demás pueden reirse de tí y pasan un rato agradable. En su descargo hay que decir que Rayito aguantó estoicamente toda la marcha aunque hubo que arrastrarlo en alguna que otra ocasión.

Para esta ruta los senderistas llevaban un track para seguir que se habían descargado del wikloc de ayvoy!!! pero tenían claro que iban a recortar camino  (los cerveceros no caminan más de lo necesario).

Este es el perfil de la ruta que al final se hizo. Se ve claro que la subida era ligerita pero se bajó de golpe.



La subida
Salieron de la gasolinera de Borriol y enfilaron una pista con suave subida que arrancaba desde el lado de la fábrica de muebles Pitarch. Había que estar atento a una senda que tenían que coger a mano izquierda en el kilómetro 1. Haciendo honor al sobrenombre de "huevones" se pasaron la senda (mira el track y lo verás enseguida), con lo que el gps se puso a pitar y pitar. Esta vez, y no como otras veces, nuestros amigos decidieron seguir las indicaciones del gps y buscaron la senda en cuestión. La encontraron, aunque no fue fácil (el empalme es difícil de encontrar si no lo sabes o no vas con un track) y entraron por la senda.

La senda que les iba a llevar a la fuente de la Botalària era muy bonita. Iba a pasarles de una a parte a a otra del valle, donde está la fuente. Era un camino para disfrutar, estaba muy bien conservado y no era especialmente empinado. Al de la resaca estomacal se le iba haciendo la "parada del hijoputa", que consistía en, cuando se separaba del grupo (casi siempre qua había subida), esperarlo justo hasta el momento que llegaba y ,sin dejarle parar, seguir la ruta. Él callaba y seguía, consciente de las pocas excusas que podía dar de su paso lento.

La fuente y los centinelas

Llegaron a la fuente de la Botalària donde, según parace el agua es apreciada. Eran las 9 de la mañana y ya había un coche llenando garrafas de agua del caño donde sólo caia un hilillo de agua. Sin parar enfilaron la subida. El camino empezaba a coger altura y seguía siendo agradable y bonito.
Pasaron por los "centinelas", unas rocas puntiagudas que guardan el paso del camino, y siguieron subiendo y subiendo hasta alcanzar "el Cotico", un lugar alto desde donde se va a un mirador (que no fueron) donde se ve toda la Plana. Ellos siguieron su camino hacia la derecha por una pista de tierra. La subida ya estaba hecha y lo que estaban haciendo ahora era "crestear" por el alto de la sierra. Allí ya habían algunos "masets" y se intuía vida, aunque no vieron a nadie.

La estatua.

Imaginate en una pista de tierra en medio de la nada. En teoría lo más que se puede encontrar en un sitio como ese son algunos almendros, olivos y poco más. Pues bien, en la sierra de Borriol, como son tan chulos, hay una estatua de considerables dimensiones de arte contemporáneo. Sólo el llevarla hasta allí ya supondría un pequeño problema para el caprichoso dueño que la puso. En un momento el club Rayito no concluyo si la estatua la había puesto un comprador al que no le cabía en casa o un artista que no fue capaz de vendérsela a nadie.

La bajada

A pocos metros de la estatua había una masía moderna, de las que usa la gente para ir el domingo a fer la paella. Allí tomaron un desvío a la derecha, dejaron la pista y volvieron a coger una senda. Siguiéndola se volvieron a salir de la ruta. El gps pitó y tuvieron que deshacer unos metros de camino.
 
Había que tomar un desvío por una senda más deshecha que pasaba por un mirador espectacular y después, casi en linea recta iba hacia abajo buscando el pueblo de Borriol.

Había mucha piedra suelta y, para unos cerveceros, no resultaba cómodo el ir bajando. El de los desarreglos estomacales, también apodado "el gps" llevaba el ritmo y les guiaba por una especie de camino pedregoso a más no poder. No hubo resbalones reseñables ni percances, ya que el ritmo era de tortuga.

Casi al llegar al pueblo se pasó a la sombra del castillo, subido en una montaña tan escarpada que los Rayitos aun están pensando cómo coño subía el señor del castillo a casa todos los días.

Unos metros más abajo, ya en a entrada del pueblo estában la ruinas de la morería de Borriol, restauradas pero un poco abandonadas.



Con esto se díó la ruta por acabada y nuestros héroes regaron con cerveza el momento e hicieron los comentarios de la misma. En general la ruta gustó mucho pero la próxima vez se bajaría por otro sitio menos peligroso y con menos piedras (había dos alternativas más pero se siguió el track al pie de la letra).


Pincha para ver el track de la ruta


domingo, 17 de noviembre de 2013

La ruta del colesterol




A veces los hombres del tiempo se equivocan…

Era la víspera de un domingo de otoño. Un sábado por la mañana lluvioso y frío. El Club Rayito, con la prudencia y previsión que le caracteriza, estuvo comunicado vía WhatsApp para ver qué se hacía el domingo. Si salir o no salir, porque una cosa es que a uno le guste la montaña y otra es mojarse hasta las trancas por puro vicio.

La tarde del sábado resultó apacible e incluso soleada por momentos. Parecía que se arreglaba la cosa. A las nueve de la noche, y una vez consultado el tiempo en todas las webs posibles, se decidió desconvocar la salida. Maldonado (el hombre del tiempo) vaticinaba un 100% (¡un 100%!) de probabilidades de lluvia para el domingo por la mañana. Así que todos se fueron a dormir con el mal regusto de no tener su dosis de salidita semanal.

¿Y qué pasó el domingo? Pues el domingo amaneció radiante, sin una nube en el cielo. Un poco fresquito, pero espectacular para estar al aire libre. El Club Rayito no tuvo tiempo de reaccionar, cada uno ya se había montado alguna que otra película y no hubo día de montaña. Pero, siempre tiene  que haber uno que aguante la bandera. Uno del grupo no dudó en hacer deporte. Fede, el “corredor” del Club Rayito aprovechó para pegarse una rutita del colesterol en una mañana perfecta para el trote.



La ruta del colesterol es un tramo de la Ronda Este de Castellón que la gente utiliza para andar, correr, trotar o ir en bici y que debe su nombre a las oleadas de gente “averiada” que van allí para bajar su nivel de grasa en la sangre a base de mover sus piernas. Hay un tramo de casi tres kilómetros donde hay una pista de albero y gravilla, especial para proteger las rodillas mientras corres. Éste es el “territorio” de Fede, nuestro corredor huevón que, sin pasarse, recorre al trote está fantástica ruta.

Y este día lo hizo. Lo justo para ganarse alguna que otra cerveza para el almuerzo.


La ruta es prácticamente plana y muy concurrida a cualquier hora. No te fies de las puntas del perfil de la ruta, ¡el desnivel es de sólo 40 metros!.

Al final, ¡por lo menos uno del Club Rayito cumplió del objetivo! ¡Aun en contra de los pronósticos de Maldonado!

Mira la ruta pinchando aquí

domingo, 10 de noviembre de 2013

Nuevo ataque al Morico y vuelta por la "senda de les vetetes"

A esta expedición (porque no se le puede llamar excursión) fueron Gilbert (Rayito del voramar), Fede y Kiko. La previsión se aventuraba buena. Habían estudiado bien las rocas, habían visto por el wikiloc como otros atacaban la cumbre, salían llenos de esperanza. pero.... al final no se encontró la vía fácil. Sí que es cierto que subieron sin grandes problemas ni pérdida de tiempo, pero no fue tan sencillo como se esperaba. Un día más el Morico seguiría escondiendo celosamente a nuestros senderistas el secreto de su vía fácil de acceso.

El perfil de la ruta es de los clásicos. subida a saco, llaneo y bajada.

Dejaron el coche al comienzo de la "pista roja" (la que baja desde la carretera del Desierto a Montornés). De allí sale una pista que, tras pasar por el mas de Chiva, se enfila hacia el coll del Morico (las Contiendas).

La subida no es muy exigente, aunque no deja de ser una buena subida. Los gemelos se dejaron notar tras cada paso cuesta arriba. Rayito del voramar mostraba su típico "paso muñecas de Famosa", que consiste en poner los brazos en "jarras" apoyando las manos en la cintura mientras se realiza la ascensión. Así sufren menos los riñones.

Una vez en el coll del Morico se analizó la situación. Se estudó la orografía de las rocas que componían la peña que corona el pico y se decidió el camino a seguir. Este consistía en ir hacia la derecha en lo posible y, una vez allí, subir tratando de buscar más a la derecha una vía cómoda.

Durante el comienzo de la ascensión Kiko disfrutó comiendo unos alborços (madroños) que estaban deliciosos y superdulces. Es la época y hay que aprovecharla.

La peña se ascendió rápido pero no se encontró la vía sencilla. Al final se subió por el camino tradicional. Nuestros senderistas ya comenzaban a dudar que existiera un camino mejor al que conocían. Andaban todos ilusionados cuando Fede dio muestras de un poco de "cague" (vértigo). Rayito del voramar le dijo -"Tranqui Fede, que no pasa nada"-. Acto seguido a Rayito le entró su fobia a as alturas. Nada, 5 minutos de serenidad y todo pasó. Se hizo cumbre y se les pasaron todos los males.

Como se puede ver en el track, una vez en la cumbre del Morico el trio se entretuvo un rato mirando el paisaje y las construcciones que hay allí arriba y que se utilizaron en la guerra civil para emplazar unas baterías de cañones. Realmente esto de entretenerse no fue exactamente así. Realmente se entretuvieron porque no encontraban el camino de la senda que querían coger. Les costó un rato pero al final la encontraron.

La senda en cuestión va desde el Morico justo hacia el este, buscando una cresta que lleva a una aguja, y desde allí, hacia abajo hasta conectar con una senda que lleva directo hasta el coche. Nuestro grupo bautizó esta senda como "senda de les vetetes" (senda de las cintitas) porque estaba marcada con unas cintas atadas a los árboles. Era entretenido seguir la senda buscando los montoncitos de piedras y las cintitas atadas a los árboles. La senda estaba en muy malas condiciones y Kiko y Fede que llevaban pantalón corto se llenaron de arañazos.

Quien siga el track que tenga cuidado porque hubieron tramos en los que la la senda no se siguió por que no se encontraba y, poco después se veía una veteta y se volvía al camino.

En cuanto a la crónica de sucesos, el culo de Fede tocó el suelo en un par de ocasiones, a Kiko se le levantó una uña de la mano en una semicaida y Rayito de voramar se clavó un "algo" en la zapatilla que se tuvo que quitar porque no podía aguantar con ello.

A nuestros senderistas, la senda de les vetetes les descubrió una nueva acepción de la palabra "senda" que no conocían hasta ahora. Todos decidieron que para la próxima salida, dejarían a un lado la innovación y buscarían una ruta con un camino limpio y sin tantas piedras y ni estorbos complejos. Por una vez querían disfrutar. Al final no tocó ni una cerveza.

Pincha aquí si quieres ver el track (o anitrack). Algún tramo está fuera de senda, pero no te perderás si lo sigues. Tus piernas se harán grandes amigas del coscoll, la aliaga y alguna otra planta punchosa