sábado, 18 de septiembre de 2021

La Magdalena - Tossal de Ribalta - Roca de la Seda


La ruta que presentamos aquí es corta y sencilla, más para las cabras que para los humanos urbanos, pero amena y divertida. Son pocos kilómetros, con poco desnivel y con poco camino.

El perfil da sensación de facilón.

Hacía tiempo que nuestros amigos no caminaban por la montaña. Por eso Kiko buscó una ruta corta y cercana. Así irían entrenando para después abordar retos mayores. Entró en el wikiloc y eligió la subida al tossal de Ribalta  desde la Magdalena. Hacía muchos años que no había hecho esta ruta y recordaba que no era complicada. Además, un poco más allá está la roca de la Seda, donde había una grieta que quería investigar.

Kiko avisó al grupo de que durante la ruta era posible que tuvieran que hacer un poco el cabra, por el tema de investigar la grieta. Todos aceptaron y quedaron un sábado por la mañana. Fueron Elena, Gilbert, Isa, Kiko, Silvia y Vicent. Aparcaron en la explanada de delante del ermitorio de la Magdalena y comenzaron la marcha. Había pocos coches para lo que era normal en un día tan espléndido que salió.

El camino, si se puede decir camino, comenzaba en la parte de atrás del cerro de la Magdalena. La ruta discurre por la zona de les Serretes, bordeando por encima la pedrera del mismo nombre. Al comenzar, los caminantes miraron hacia arriba, hacia la cumbre de la colina por donde pasaba la ruta, según el gps. Buscaban un camino. Un camino que no encontraron.

Gilbert se hizo cargo de abrir paso. Poco a poco fue subiendo, de roca en roca, de risco en risco. El resto iba detrás. Se avanzaba muy poco a poco y al final, tras alguna vuelta atrás, se llegó a lo más alto. 



El gps indicaba seguir hasta la cima de la siguiente montaña. Parecía que el objetivo era seguir cresteando hasta llegar a lo más alto, al tossal de Ribalta. La verdad que a veces se seguía una especie de senda, pero a veces las rocas se adueñaban del entorno y no había más remedio que hacer el cabra.

Ya al pie de la última cima, el tossal de Ribalta, el camino estaba más despejado de roca descarnada y se subió al tossal con relativa facilidad. Los senderistas llevaban un par de horas para hacer un par de kilómetros. No se podía correr más. En esta última subida, la única exigente de a ruta, unos se despegaron y llegaron pronto pero a otros se les "hizo bola" y renquearon un poco hasta llegar al final.

Las vistas desde el tossal de Ribalta son muy chulas. Por un lado todo el parque natural del Desert de les Palmes y por el otro la Plana de Castelló y el mar al fondo. Había algo de bruma pero no llegaba a empañar el panorama.

Desde el tossal, nuestro grupo se dirigió, ya por una senda bien marcada y cuesta abajo hacia la roca de la Seda, a ver la famosa placa que se desprendió en su día de la roca dejando un paso.

La roca de la Seda es en realidad doble. Tiene dos cimas gemelas. Desde una de ellas es de donde se desprendió la gran placa haciendo un paso o grieta. 

El camino desde el tossal de Ribalta llevó a nuestros caminantes a una masía medio hecha polvo, para después subir a una de las dos rocas de Seda y después bajar al collado entre las dos cimas.



Desde aquí se accedió a la grieta. Había un simulacro de camino todo cubierto de coscoll, muy indicado para hacer un masaje a las piernas de los senderistas, casi todos con pantalones cortos.

Nuestro grupo accedió al peeling natural y se introdujo en la grieta. Fue más fácil de lo esperado. El paso es sencillo hasta casi llegar al final, donde hay un desnivel importante que hay que destrepar. El grupo dio media vuelta y ya no tentó más a los dioses. La grieta estaba vista y había que volver.

La gran lasca de piedra tiene un par de "ventanitas" por la que se ve el cielo, y, si te encaramas un poco se puede ver Benicàssim. Ferch vio la foto en el grupo de whatsapp y comentó que se dice que quien mira por esa ventana se enamora. No sabemos el efecto que ha tenido la ventanita en nuestros senderistas. Habrá que esperar un poco a ver si el grupo de caminantes se enamoran un poco más de lo que ya está.

Habiendo cumplido Kiko con su capricho de ver la grieta, la ruta estaba lista para sentencia. Nuestros senderistas volvieron a la masía de una forma poco ortodoxa (también como las cabras) para luego ya seguir una senda y una pista que es llevó a la carretera que sube al Monasterio del Desert de les Palmes.

La ruta que había previsto Kiko cruzaba la carretera y seguía por una pista hasta los coches, pero nuestros caminantes decidieron, con buen criterio, que ya era muy tarde y acortaron por la carretera.

 Al final se anduvo 7,18 Km. (a otros les salió más en su gps) con poco desnivel, solo 276 metros. Todo realizado en unas muy trabajadas 3 horas y media. Como casi siempre, una gran y divertida aventura. Lo pasaron bien. Un buen entrenamiento para comenzar la temporada.


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